Torta caprese de chocolate

Érase una vez Albert Einstein. Nació, vivió, se reprodujo y la palmó como viene siendo natural en los seres vivos. Su existencia hubiera sido igual de anónima que la de cualquier mortal sino fuera porque su genialidad quedó inscrita en los anales de la humanidad, aquel día de 1.905 en que publicó su artículo "Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento" y poco después un apéndice del mismo sobre "¿Depende la inercia de un cuerpo de su contenido energético?" y aquí la lió parda publicando por primera vez la fórmula más famosa del mundo: E = mc² (la energía es igual a la masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado).

Con esta tontería, Einstein nos instó a pensar que el tiempo, espacio, masa, energía y luz son una misma cosa. Pero, como todo no puede ser tan facilón, estos elementos son bastante impredecibles y cambiantes salvo la velocidad de la luz que es siempre constante. Y éste es el origen de la teoría de la relatividad y de todo el follón que se organizó después.

Por aquel entonces -igual que ahora- había mucha gente pez que no pillaba ni la teoría ni la practica de su relatividad así que era muy común que se le acercara cualquier fulano con eso de "Disculpe Herr Einstein, ¿podría explicar de forma más sencilla eso que usted nos cuenta?" y con las mismas el Sr. Unapiedra -traducción literal de su apellido- contestaba "¿puede usted explicarme como se fríe un huevo?" y ante la cara de agárrame el cubata de su interlocutor, añadía: "pero tenga usted en cuenta que no sé que es un huevo, el aceite, la sal, la sartén ni el fogón"
Y por eso no le dieron el Premio Novel por su E = mc², porque los encargados de conceder los premios de física se pusieron a la gresca porque dos de ellos decían que eso era una tontería supina, que sin saber lo que es un huevo y una sartén no se puede freír un huevo, que la cosa era un poco ciencia ficción y que de tener algo científico, le correspondía a la filosofía y no a la física. Y así estuvieron hasta que entró un nuevo concedepremios al clan y propuso: "¿Y por qué no se lo damos por otra cosa?" y así fue, se lo dieron por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico que no digo yo que no lo mereciera pero vamos, no hay color porque sin su relatividad no sabríamos nada de orbitas, de agujeros negros, del hombre en la luna ni las sondas a Marte... 

Y hasta aquí puedo contar sobre esta anécdota tan relativa que sirve de entrante a esta torta caprese que, aunque en apariencia nada tiene que ver con la física, es tan sencilla de hacer como freír un huevo siempre y cuando entiendas que tu horno no requiere de multiplicar la masa por la velocidad de la luz al cuadrado. Con poner la masa en un molde a 180ºC con calor arriba y abajo, va que chuta.

La receta se la vi a La Rosa Dulce que a su vez se la vio a Poesía Culinaria. Yo solo he redondeado las cantidades para hacer una torta pequeñaja para 4. Si la quieres en versión grande, dobla las cantidades y pa'lante.


Ingredientes:
  • 3 huevos grandes
  • 60gr. mantequilla
  • 100gr. chocolate negro al 70% (o para postres)
  • 150gr. de almendras molidas en fino
  • ralladura de media naranja
  • 50-80gr. de azúcar (ver nota)
  • opcional: un par de cucharadas de ron
  • opcional: 1/2 cdta. rasa de crémor tártaro 

Nota:
  • Dependiendo del chocolate que uses necesitarás más o menos azúcar. Yo uso uno al 70% que es más amargo y he usado 70gr. de azúcar. Los chocolates para postres son más dulces así que con 50gr. tendrás bastante. Los golosos le pueden poner un poco más.

Preparación:
  1. Monta las claras a punto de nieve y reserva.
  2. Derrite al baño maría o al microondas el chocolate y la mantequilla. Reserva.
  3. En un bol, mezcla las yemas, la ralladura, el azúcar, el crémor tártaro y el ron junto con las almendras molidas. Añade las claras a punto de nieve poco a poco removiendo suavemente con una espátula.
  4. Precalienta el horno a 180ºC.
  5. Forra un molde (de 15 a 18 cm.) con papel de cocina previamente humedecido. Añade la masa y hornea entre 25 a 35 minutos dependiendo del horno y de cuanto lo quieras cuajar.

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2 comentarios

  1. Deseaba leerte desde ayer que compartiste en IG tremenda foto. Y aunque a veces, sin haber tomado mi cafecito matutino, cuesta entender tanto dominio de las letras, como a las teorías del Sr. Unapiedra, no pasa nada, lo releo y al final llega la recompensa porque nos regalas una tarta riquísima y sencilla, dos palabras mágicas que lo compensan todo, jajajaja…
    Un placer pasar por aquí.
    Besos

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  2. Jajaja! Demasiada ciencia para comenzar el día cuando la torta en cuestión es relativamente sencilla y no tiene más ciencia que enchufar el horno, 🤣 buenos días Concha!

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