Laugenbrezeln rellenos al horno

septiembre 28, 2024
Cuentan por lo mentideros de las redes sociales, que en una entrevista le preguntaron a Bob Marley ¿Existe la mujer perfecta? Y ni corto ni perezoso, soltó lo siguiente:
¿A quién le importa la perfección? Ni siquiera la luna es perfecta, está llena de cráteres; el mar es increíblemente bello, pero salado y oscuro en las profundidades; el cielo siempre está infinito, pero a menudo nublado. Así que no todo lo bello es perfecto. Es especial. 
También le preguntaron otra vez que qué opinaba de la gente que cantaba y bailaba sus canciones sin reflexionar sobre la letra, bailando con super buena onda letras tristísimas. Dijo que eso daba igual, que las palabras hacen solas su magia que lo importante es oírlas porque algo siempre queda dentro. Pero ésta es otra historia. Porque como le dijo Umbral a la Milá en aquel debate "yo he venido a hablar de mi libro" pues eso, que yo he venido a hablar de mujeres aunque de Marley hay que hablar... pronto, lo prometo.
Pero de nuevo vengo chirriona por culpa de esas frases que a pesa de ser puro cliché no conseguimos despegarlas de nuestra fisonomía porque el rollo este de la mujer perfecta pasa siempre por ser una mujer de aspecto y figura impecable. Luego ya se le van añadiendo los extras: buena amiga, buena esposa, buena compañera, buena madre, buena profesional, buena ama de casa... buena, buena y buena. ¡Qué fatiga, madre mía! 

Y claro, defraudamos. ¡Cómo no! A ver quien es la buena que es capaz de vivir a diario tirando del arquetipo universal de perfección, esa que no tienen ni la luna ni los océanos, esa que no gasta nadie en toda la galaxia pero que, por lo que sea, nos ha tocado a las mujeres terrícolas abanderar.  "La mujer perfecta, la ideal". No me jorobes.
Y claro, tiramos de rebeldía, qué sí no. De hecho, es lo más perfecto e ideal que podemos hacer. Por salud mental, vaya. Porque si eso, puede que nos rompamos de pura ansiedad porque la talla 36, las piernas largas y los pechos en su sitio duran poco. La naturaleza, los años y los hijos nos van dejando como uvas pasas y encima, cuando llega la menopausia, como premio a haber parido, a haber estado padeciendo menstruaciones insufribles, nos jubila el útero y nos paga con sofocones, sequedades, insomnios, caída de pelo, cogida gratuita de kilos, dolor de articulaciones y patas de gallo. En fin, que nos despachan de mala manera sin preguntarnos siquiera eso de "Señora, ¿quiere bolsa?"

A la receta: estos panes son un clásico en Austria y Bavaria. Son Brezeln pero en forma de barrita para rellenar. También los hay redondos. Son una perdición y no es más que una barrita de pan clásica pero bañada antes de hornear en agua  con Natron (bicarbonato). También se hacen cruasanes super ricos. A ver si le echo ganas y los hago caseros para poder acercarte estos sabores tan germanotes. El relleno también es un clásico que ya hice algo parecido con la pizza alemana, el dinnete. Pero aquí no hay normas ni Laugen perfectos. ¡Tira por donde más te guste!
Ingredientes:
  • 5 barritas tipo Brezeln (o las que más te gusten)
  • Queso de untar la finas hierbas
  • cebollino picado
  • tomate muy picado
  • Pimiento muy picado
  • cebolleta muy picada
  • queso rallado
  • speck y cabanosi (bacon ahumado y longaniza blanca)

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 200ºC.
  2. Corta las barritas por la mitad y las untas con el queso crema. Después un poquito de cebollino, tomate, pimiento y cebolleta todo muy muy picado. 
  3. Añade el queso rallado y pon por encima los trocitos de speck y/o cabanosi. hornea hasta que estén doraditos.

Camembert al horno con melocotón y tomates

septiembre 25, 2024
Dicen que ya casi no leemos pero ¡venga! seamos sinceros, con la de tonterías que se escriben, no parece que tengamos muchos alicientes para interesarnos por la prensa escrita. Un buen libro es otra cosa. Porque, en serio, es tremendo la de trolas que nos meten con embudo y ya de las manipulaciones ni hablamos. Madre mía cuantas barrabasadas se escriben a diario. 

A ver, yo ya no leo casi prensa escrita porque son muy pocos los medios que me dejan leer sin pagar. Cosa por la que no estoy por la labor. Pagas a uno y es como suscribirte a una secta porque ciertos medios solo blanquean a los suyos y hacen periodismo de investigación contra los "otros". Así que no voy a pagar para coger informaciones con pinzas. Ni loca.
Mira, sigo unas cuentas que revientan el clickbait -los links cebo que mienten más que cuentan- y es alucinante el morro que le echan. Todo un articulazo de seis párrafos para no contar nada de lo que prometían. O cuantos artículos hay por la red donde profesionales del ramo, es decir, periodismo con su título en la pared del salón de los papis, se explayan contando bobadas a partir de tuit o un tiktok... qué sí, que yo también lo hago pero cachis, yo no soy periodista ni me pagan por mi verborrea.

Y hablando de artículines simplones a partir de un tiktok: No pongo el link porque paso de promocionar a lo tonto, pero acabo de leer uno que habla sobre "la Gen Z no tiene problemas para comprar en Amazon, pero en una carnicería sí". Te pongo en contexto:  una tiktoker maña de 24 años que se dedica a grabar todo lo que hace al día menos -gracias a dios- cuando va al baño a desalojar, fue a una carnicería en un mercado y casi le da algo de la vergüenza. Parece que sus seguidores se sintieron super identificados y se pusieron a compartir momentos de requete bochorno en la pescadería o la charcutería o en el ultramarinos.
La tiktoker en cuestión, que tiene más de 20.000 mil reproducciones por semejante absurdez,  titulaba el vídeo con un "Mi mayor miedo como semiadulta: no saber comprar en una carnicería" ha logrado que un redactor le dedique un artículo de ocho párrafos escandalizando por los miedos de los G-Zetas.

A ver, de entrada no he podido evitar rememorar aquellos tiempo cuando yo andaba por el mundo tiernecilla y la de veces que mi madre me regañó porque me habían cobrado mal, el jamón york estaba reseco o los filetes mal cortados. Y por aquello de la vergüenza, yo prefería la bronca materna antes de quedar en evidencia en público. La falta de experiencia es lo que tiene. Hasta ahí el "drama" es comprensible.

Pero en lo que nadie ha recaído y menos este redactor afincado en Babia, es que esta muchacha se define como "medioadulta" con 24 añazos. No-me-jorobes. Y todos tan contentos. Pero ¡qué nos pasa! qué es una mujer hecha y derecha ¡no me fastidies! qué eso de medioadulto no-existe. Repito: no-existe. Qué no es una adolescente. Qué no. Y por ahí no paso. Que los padres les traten como a criaturas eso es cosa de cada casa pero la sociedad bajo ningún concepto debería infantilizar a toda una generación de jóvenes con la que está cayendo. A ver, qué el mundo se va a la mierda. Por favor, que alguien les ate a un sillón delante de un telediario que estos medioadultos votan. ¡Y a saber a quién!
Ingredientes:

  • 1 queso camembert
  • Un puñado de piñones
  • 1-2 melocotones maduros (yo me he quedado corta)
  • 1 dta. de miel 
  • Un puñado de tomates cherry
  • hierbas: orégano, tomillo fresco y cebollino fresco
  • pimienta
  • crema de balsámico
  • aceite de oliva

Preparación:
  1. En una fuente de horno, hornea el queso unos 10 minutos a 180ºC.
  2. Mientras, en una sartén, saltea brevemente los piñones con unas gotas de aceite de oliva. Reserva.
  3. En la misma sartén, carameliza el melocotón pelado y cortado en menudo con una cdta. de miel. Reserva.
  4. Saca el queso, y le das un corte en cruz en la corteza que levantarás con cuidado de no quemarte. Coloca el melocotón caramelizado, la mitad de los piñones y un poco de orégano. Vuelve a meterlo al horno unos 15 minutos hasta que veas que coge colorcito.
  5. Cuando lo saques del horno, añade por encima los tomates cherry partidos en cuatro mitades, el resto de piñones, las hierbas frescas, un poco de pimienta y un chorro de crema de balsámico y de aceite de oliva.


Ensalada de garbanzos de Casa Carmen

septiembre 22, 2024
Yo de momento, no te voy a decir quien soy, lo dejo pa'el final pero lo mismo por el camino me descubres porque mi vida ha si'o de libro y es que antes las cosas pasaban de otra manera, ya sabes, todo más enrevesa'o y además quiso el destino que mi vivir estuviera siempre cosido a las cosas del torear, del baile y del cantar. 

Tuve la suerte de crecer en una época en que el baile era cosa de mucha importancia, muy majestuoso y elegante; nada que ver con los tablaos de turisteo que vinieron después haciendo uso de mucho ruido y picardías pero de poco talento. Puede que esté algo creída, no puedo decir que no pero es que en esos tiempos tuve el mundo a mis pies.

Fui la niña de la Mejorana, que me trajo al mundo en el barrio sevillano de la Alfalfa y en la mismita casa del Espartero, que ya es casualidad. Mi madre fue la mejor artista de flamenco que pisó los tabla'os; tenía un arte que se le salía por todos sus poros y quiso Dios que este talento suyo también se le escapara por el vientre cuando me parió y me quedé con eso pa'tos los restos. 

Mi padre era un sastre muy reconocido que vestía a toreros como al Cúchares, Reverte y Bienvenida. ¡Qué sé yo cuántos! Y allí estábamos requetebién; pero nos tuvimos que ir a los Madriles porque mi padre enfermó y al poco comenzamos a pasar privaciones y fatigas. Ayudaba como podía fregando escaleras hasta que en un bautizo bailé unas sevillanas y dejé a todo el mundo tonto. Me ofrecieron bailar en el Japonés y de ahí a terminar de musa de Manuel de Falla y estrenar su Amor brujo pasó en un visto y no visto. O no, porque entre medias me atacó el amor a lo loco y casi sin darme tiempo a , se marchó dejándome con un gazpacho que qué se yo.
Cuánto amé a Rafael solo el de arriba lo sabe y qué mal me pagó esta devoción. Celoso a rabiar y gitano de la vieja escuela, me encerró en la casa con su madre y sus hermanas viendo la luz del sol tan solo desde un pequeño patio donde, embutida en un mandil con faltriquera, solo se me permitía coser y bordar. Mi madre, a saber porqué, se propuso romper mi matrimonio y mandaba anónimos a mi marido que le hacían enfurecer y, claro, me molía a palos sin querer escuchar razón alguna. Ni mi señora suegra ni mi cuñada ayudaron a parar estas palizas, al revés, parecían satisfechas de que el hombre de la casa me pusiera en mi sitio, me bajara los humos de reina mora y de paso, arreglar cuentas con el pasado porque la repugnancia que mi suegra sentía por mí no era normal.

Pero no, a reina mora no hay quien me gane y en menos de una año salí de aquella casa de mala manera. Y nunca más. Ni un roce ni un acercamiento. Y sobre este particular siempre guardé silencio aunque las lágrimas me persiguieron la vida entera. Si preguntas por los mentideros de Madrid te dirán que mi madre bebió los vientos por el torero Fernando Gómez, el Gallo mientras mi padre la pretendía y que la ruptura con uno coincidió con el casamiento con el otro y que yo llegué antes de lo que cabía esperar. Y este torero, maldita sea mi suerte, no es otro que el padre de mi marido, Rafael Gómez, el Gallo. Dicho queda.

Y por si fuera poco, el amor me atacó una vez más y de nuevo con gazpacho de por medio.  Conocí a Fernando, Duque de Dúrcal y primo del rey cuando estrenamos el Amor brujo y tuve la mala fortuna de quedarme embarazada. O eso yo creía entonces porque no he tenido mayor regalo en esta vida que mi hija Rosario, y mis nietos, y mis bisnietos. Pero en ese momento, aunque Fernando quiso reconocer a la niña, yo solo pensaba en evitar el escándalo y con ésto, Rafael me ayudó reconociendo a la niña y dándole sus apellidos a pesar de llevar separados varios años. Pero mi hija siempre prefirió llevar mis apellidos, porque solo sintió amor y orgullo por su madre, quien en mis buenos tiempos, presumí de oler a horada desde lejos. Pero así tuvo que ser. No hubiera sido tan feliz de haber cumplido con mis principios.
"Nosotros, los gitanos, no amamos más que una vez. Entregarse a una persona es un acto de iglesia; si uno se equivoca, como me he equivocado yo, no queda más camino que secarse de pena." Pastora Imperio.
Y hoy es domingo de reto, de Homenajeblog  y estrenamos nueva temporada donde cada mes nos volveremos a colar en cocinas ajenas y homenajearemos al anfitrión cocinando alguna de sus recetas. Arrancamos homenajeando por segunda vez a Carmen del blog Recetas Casa Carmen un sitio maravilloso con un montón de recetas estupendísimas y muy sanas, muy andaluzas con sabores muy nuestros. He hecho esta ensalada de garbanzos porque me quedé con ganas la vez anterior así que no lo dudé ni un momento, Y menudo acierto, ¡ Gracias Carmen!


Ingredientes:
  • 350gr de garbanzos cocidos
  • Atún en lata a tu gusto
  • Pimiento verde a tu gusto
  • cebolla morada o cebolla dulce para ensalada
  • 1 tomate
  • Un puñadito de tomatitos cherry
  • Aceitunas a tu gusto
  • Algunas alcaparras
  • 1 diente de ajo o ajo en polvo
  • queso fresco a tu gusto
  • Aliño: aceite de oliva, vinagre de vino, pimienta y sal

Nota:
  • La receta de Carmen lleva maíz pero lo he sustituido por unos cherries amarillos de mi huerto, que tienen un sabor dulce maravilloso.
  • Le puse ajo en polvo porque no me gusta que predomine mucho el sabor del ajo en las ensaladas.

Preparación:
  1. En una fuente o el recipiente en el que vayas a servir, pon los garbanzos escurridos, el pimiento y la cebolla cortada en muy fino, el atún, un tomate rallado, los tomatitos cortados en cuartos y las alcaparras cortaditas en menudo.
  2. Añade el aliño y el ajo, lo mezclas bien y terminas añadiendo el queso y las aceitunas.

Sopa nórdica de patata con puerro y salmón

septiembre 16, 2024
Queride lectore, nunca había utilizado este lenguaje tan inclusivo -que me suena igual que cuando sales del dentista bajo el efecto de la anestesia- pero lo que te voy a contar requiere de mis palabros más amplios para así abarcar todo tipo de flora y fauna austriaca. Porque sí, hoy voy a hablar del tema de conversación preferido por el austrogermane más al este del continente que no es otro que el tiempo -o sea, Das Wetter-. El mal tiempo para ser más exactos -o séase, Das shlechtes Wetter-.

Cuando llegas al país y prácticas un poquito la lengua te das cuenta que no necesitas dominar muchos temas variado de conversación porque irremediablemente la conversación derivará siempre en el tiempo. Si hace bueno, te instan a que cojas el paraguas porque seguro que vendrán tormentas. Si el día está de postal en plan la Costa del sol  sin rastro de rayos y truenos, lejos de reconocer su errado pronostico, insistirán que en dos, tres o diez días lloverá. Por eso salen siempre con calcetines y cuando viajan al sur y les dices que no les van a hacer falta, te miran con esos gestillos de viejo maestrillo que se las sabe todas.
Por ejemplo, mi vecina Frau Spolenak. No te dejes engañar por ese apellido que suena a cohete ruso puesto que es más austriaca que la Sisi pero hay que recordar que el antiguo Imperio dominaba el centro europeo de este a oeste y sin despeinarse. Te decía, Frau Spolenak es el ejemplo fehaciente de lo que cuento. Cada año -y ya llevo en esta casa 17- se esfuerza en chafarme los agostos porque cada uno de ellos en todos estos años me ha salido con eso de "se acabó el verano", "ist vorbei" me dice, con una emoción malvadilla apenas contenida y mal disimulada, algo que no he podido entender jamás; cómo es posible, que en un país con un invierno interminable, donde todos acumulamos falta de vitamina D, alguien en su sano juicio pueda alegrase -incluso desear- que el verano se termine antes de tiempo. ¿Por qué? 

Pues como ella, hay Frauen  -y Herren que a los caballeres también les chifla este drama- abonades al derrotismo climático a patadas. En cada barrio, familia y parroquia. En el supermercado, la peluquería, el parque, un café... da igual donde repares que les escucharás pronosticando rayos, centellas, nubes negras y vientos huracanados.
Ahora, con el cambio climático que por lo que sea es un hecho innegable, tenemos unos veranos largos y calurosos, con las huertas produciendo en plan terruño mediterráneo -panzá tras panzá de tomates, calabacines, pimientos y pepinos- hecho que le complica de mala manera a Spolenak las predicciones. Se ha pasado el verano entero cizañando: "que viene granizo" nos decía día sí y día también. Claro, se nos ponía a todos la piel de gallina y sufriendo por la carrocería del coche y los pobres tomates... pero mira, ni un amago hemos tenido aunque psicosis, un rato... ya te digo que esta mujer es capaz de arruinar el buen juicio de cualquier sureño... perdona, sureñe que para las cosas de sufrir estamos todes en el mismo saco.

Pero claro, tarde o temprano se tenía que salir con la suya. Hace una semana larga estábamos a 30º con un calor del copón. Y mira, tan contentos pero de golpe nos entró un frente frío con vientos huracanados que parecía que iba a volar el tejado de casa. Lleva lloviendo una semana y hemos tenido que sacar el abrigo y encender la calefacción. Así, sin adaptación ninguna, tenemos la nieve acosando el valle, tan solo a dos horas de caminata a paso de yaya. Media Austria está inundada: Viena, Baja Austria y también mi región, Estiria aunque donde vivo no tenemos riesgo ya que el Mura, nuestro río, ha estado drenando muy bien tanta lluvia. 

Así que llegó el momento de dejar los gazpachos y volver a la cuchara calentita y reconfortante. Que mejor manera que con un guiso nórdico para que mi vecina esté por fin a sus anchas con la bufanda y las pantuflas.  


Ingredientes para 3-4 personas:
  • de 800-1.000gr. de patatas
  • 1 puerro grande
  • 2 dientes de ajo
  • 1 litro de caldo de pescado
  • 250ml. de nata líquida
  • sal y pimienta
  • 2-3 lomitos de salmón
  • Eneldo y perejil fresco

Preparación:
  1. -En una cazuela, con unas gotas de aceite, pon las patatas peladas y cortadas en trocitos menudos y el puerro en aritos finos. Rehoga brevemente y añade el caldo de pescado y el ajo machacado. Deja que cueza a fuego lento hasta que la patata esté blanda.
  2. Mientras, en una sartén con unas gotitas de aceite, saltea el salmón. Sala un poco y añade un poquito de mantequilla para que coja sabor y selle bien el salmón para que no se quede seco. 
  3. Cuando las patatas estén blandas, salpimienta y añade la nata, el eneldo muy picado y por último el salmón cortado en trocitos. Apaga el fuego y deja que repose unos unos 5 minutos. Termina con un poco de perejil picado

Ensalada de pasta y atún con calabacín

septiembre 13, 2024
diálogo 
Del lat. dialŏgus, y este del gr. διάλογος diálogos.

1. m. Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos.
2. m. Obra literaria, en prosa o en verso, en que se finge una plática o controversia entre dos o más personajes.

3. m. Discusión o trato en busca de avenencia.

¡Menudo melón! Dialogar, qué manido y deslucido y exprimido y espachurra'o de tanto malusarlo y maldecirlo y malquererlo. Recurrimos a él con ahínco y tesón pero casi siempre para usarlo en plan besugo o en modo sordera. Porque a parte de no saber manejarlo, confundimos razones con derechos, con despropósitos, hechos con opiniones, axiomas y verdades reducidas a su mínima expresión, sin contexto alguno, sin na'bueno, y así, a lo tonto, se usa para colarnos mentiras y medias verdades y certezas manipulables con el fin, no ya de entendernos sino todo lo contrario; nos quieren peleados y amorales, nos agitan como avispas en el avispero.

Acabo de leer a un jacho en Twitter y todos sus comentarios, que pretenden ser cátedras del buen saber, están tan llenos de "ismos" que se hace tarea imposible adivinar a donde pretende llegar con tanto nacionalismo, y socialismo y comunísimo y liberalismo y materialismo e individualismo y... y paro que me da fatiga. Y todo ¿pa'qué? pues pa'na, salmuera sin sal, maniqueo puro y argumentaciones plagadas de clichés y nuevas palabras inventadas para decir lo mismo pero sin que lo parezca. ¿Pero por qué no sabemos dialogar?
Pues muy fácil, porque cuesta esfuerzo. Para dialogar hay que ceder la palabra, escuchar admitiendo los argumentos ajenos aunque no los compartas, discrepar con sensatez sin recurrir a la crítica personal, sin poner etiquetas ni prejuzgar. Hay que tener en cuenta los contextos y admitir que verdades hay tantas como razonamientos y experiencias; hay que ser crítico con uno mismo cuando toque sin que ello signifique traicionar tus ideas. En fin, que hace falta un montón de cosas que aburren a la gente porque no da espectáculo y encima te obligan a pensar. !Qué osados!

No me lo tomes a mal, pero como dialogar en un país donde la envidia está tan blanqueada, tanto, que las cosas que uno admira son envidiables y nos hincha de orgullo que alguien nos suelte un "jo, qué envidia me das". El sumun. Un país donde al pasar un ferrari la gente piensa más a menudo con un "anda y que se estrelle" que con un "ojalá yo pueda tener uno". Y encima, somos de dormir con la escopeta cargada que muchas veces uno abre la boca para dar su opinión y se le cose a perdigonazos antes de que pueda exponer sus razones. Y esto no es nuevo, no son los jóvenes, no es ahora. Lee algo del SXIX y te toparás con estos mismos rotos que llevamos a cuestas desde hace qué se yo. Así somos.

“En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa”. Antonio Machado


Ingredientes para 4:
  • 2 calabacines en trocitos menudos
  • algo de aceite de oliva para saltear los calabacines 
  • sal de especias
  • 400gr. de pasta cocida en agua con sal
  • 1/2 cebolla morada
  • tomates cherry a tu gusto
  • 1 lata de atún en aceite de oliva
  • 1 ó 2 huevos duros
  • aliño: el aceite del atún, vinagre, unas gotas de miel, sal y pimienta

Preparación:
  1. Saltear los calabacines troceados con un poquito de aceite de oliva y sal de especias. Reservar.
  2. Al tiempo, cocer la pasta en abundante agua con sal. Cuando esté al dente, escurrir y escaldar con agua fría.
  3. Pon la pasta en un recipiente y añade todos los ingredientes. Aliña y listo.

Bizcocho de calabacín y coco de nuevo

septiembre 08, 2024
Un día como hoy del 2013 publiqué este mismo bizcocho, o casi, porque con el paso del tiempo le he hecho un par de modificaciones aunque en esencia, es el mismo bizcocho de calabacín y coco. En aquel, Lucas comenzaba la primaria. Ahora, mi chico terminará el Bachillerato y tendrá que hacer su examen de Matura, que es con el que se graduará y tendrá acceso a la universidad. Qué lejos se me antojan aquellos años y cuántas cosas han pasado en su vida. 

Leo aquella entrada, de aquel otro bizcocho de calabacín y coco y los recuerdos me inundan. Aquellos nervios, ese ansia que tenía por aprenderlo todo... recuerdo cuando aprendió a leer y caminaba por la calle flipando entendiendo por fin todas las señales y las calles; o en el supermercado, que se empapaba de todos los carteles y etiquetas. Ese momento tan especial -que yo el mío no recuerdo- cuando las palabras dan sentido a todo lo que te encuentras en el camino. Le recuerdo caminando dando saltitos, ese trotecillo infantil que siempre asociaré con la felicidad y que me dolió en el alma cuando, tanto él como su hermano, dejaron de hacerlo. ¿Por qué? ¿Por qué crecer es a veces tan frustrante?
Qué doloroso fue cuando le acosaron en el segundo curso. Qué bien, por cierto, lo manejó su tutora, su Frau Lehrerin, que lo primero que hizo fue pedirle disculpas por no haberlo evitado y aunque intentaron atar en corto a la pandilla de piezas a Lucas le quedó un poso que nunca ha terminado de reabsorber; su manera de relacionarse, siempre retraído y sin tomar iniciativas, atraía a los canallas infantiles y sobre todo a los que se mueven en pandillas cerradas que son el gran mal de la infancia porque generación tras generación cuánto daño han hecho y cuánto rechazo han generado. Le pasó también con el equipo de fútbol donde nunca le aceptaron y creo que eran tan desagradables con él esperando a que se fuera tal y como hicieron con otros muchos chicos. Él no se rindió. Pero los sufrió, vaya que sí.
Y así es como perdió... ¿la inocencia?... ¿qué es lo que pierden estos críos tan honestos y sensibles que no son capaces de entender la crueldad facilona, sin motivos, solo por aquello de humillar? No sé que es lo que perdió de golpe pero a cambio la vida le compensó con un sentido de la justicia brillante que sabe manejar desde muy chico con mano templada y sin vacilar. Él sabe aguantar en su propio pellejo pero no soporta ver la injusticia en los demás. Sabe defender a los suyos y se retuerce de cara cuando huele el acoso y el rechazo en los demás. 

Lucas es un muchacho que nunca ha cedido ante estos animalicos. Sabe encajar y sigue a lo suyo lo cual me enorgullece mucho pero no puedo evitar sentir una punzada de dolor. Le recuerdo constantemente que cuando se vaya a la universidad, conocerá a gente más adulta, sin tantas tontadas, los grupos de amigos serán más abiertos y la madurez de carácter, que ahora tanto echa de menos en su entorno, será lo habitual y no la excepción.
Es curioso, cuantas ganas por aprenderlo todo tenía entonces y ahora, estudia solo lo que necesita para cumplir, con buenas notas pero sin sobresalir porque no le apetece. No soporta el estrés del aprendizaje, las decisiones parciales de los profesores que les valoran a veces sin criterios definidos; suben notas a unos y bajan a otros de forma sesgada y toda esa basurilla por la que hemos pasado todos con más o menos docilidad. Se enfada a menudo con el mundo, con la política, con las guerras, con la gente que traga con todo, con... en fin, con todo eso que conlleva  la juventud. 

Pero echo de menos al niño feliz, los trotecillos al caminar, sus dibujos, sus ganas de comerse el mundo, en definitiva. Solo confío que este año se le haga liviano, que salga al mundo y no solo descubra que se lo puede comer sino que además, le apetezca comérselo a bocados. 


Ingredientes:
  • 175gr. de calabacín cortado en trocitos con su piel
  • 3 huevos
  • 175ml. de leche, Buttermilch o yogur
  • 120gr. de azúcar morena
  • 40gr. de sirope de arce o miel
  • vainilla molida o extracto de vainilla
  • 60ml. de aceite
  • 300gr. de harina (250 repostera y 50 integral)
  • un sobre polvos químicos (o dos cucharaditas)
  • 100gr. de coco rallado
  • una pizca de canela
  • cobertura: 100gr. de choco blanco y un chorrito de leche o nata.  Algo de coco rallado.

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 170-180ºC dependiendo del horno.
  2. En un bol, pon el calabacín sin pelar. si es muy grande, quítale las pepitas del centro para que solo tengamos carne y piel (evitamos que suelte mucha más agua). Lo puedes trocear con un procesador de cocina y si te es más cómodo, rállalo pero cuélalo para quitar el agua que suelta. Añade los huevos, el Buttermilch o yogur, azúcar, el sirope o la miel, el aceite y la vainilla. Lo bates (en el procesador o con la batidora eléctrica) hasta que este cremoso. 
  3. Añade ahora los ingredientes secos: las harinas, el coco rallado, los polvos químicos y la canela. Bate hasta que quede lo más liso posible.
  4. Engrasa un molde alargado o de rosca. Pasa la masa  y espolvorea unas cuantas lascas de coco. Hornea unos 45 minutos más o menos hasta que esté cuajado. 
  5. Derrite el chocolate blanco con un chorrito de leche o nata líquida. Lo remueves hasta que no queden grumos y lo pincelas sobre el bizcocho cuando esté frío o casi frío. Espolvorea coco rallado por encima y deja que enfríe por completo.

Helado de mascarpone con frutos rojos

septiembre 02, 2024
Querido lector, imagino que te la trae al pairo pero, aún a sabiendas, tiro de tecla con la intención de escribir con enconado empeño -más o menos- sobre mis rollos cotidianos que no son ni más ni menos que los de cualquiera, para qué mentir, porque no puedo argumentar ningún bien social ni cósmico ni ná de ná; escribo por salud mental, por aflojar cosillas y por dejarlas escritas para el futuro porque cuando tiro atrás de este blog y leo la infancia de mi hijo pequeño, las declaraciones de amor que antes, cuando era mejor persona, lanzaba sin ton ni son al mundo... ¡Cachis! Cuántos recuerdos de una Maite que me suena lejana, feliz con poca cosa y más entregada, no sé, más algo de lo que soy ahora.

Pero este es otro melón que hoy no tengo ánimo de rebanar. Yo vengo a decirte que vendí mi vieja bici a una estudiante de geología. No me ha costado nada sepárame de ella; pensé que me iba a raspar el sentimentalismo pero oye, me he quedado tan pancha y es que ya estaba muy limitada con ella, no me ayudaba en nada al subir las cuestas o recorrerme la ciudad haciendo recados. También había dejado de hacer escapadas al pedal con los chicos y después del año tan durillo que estoy teniendo hacerme con una nueva era casi un gesto desesperado de necesidad... en fin, que no quiero ponerme dramática, pero me he pasado a la e-bike aprovechando una oferta fantástica a través de la universidad.
Esto es otra liga, en serio. Menudo cambio. Ya no tengo que mendigar que me lleven o me traigan. Ya no tengo limites; puedo ir a donde quiera, cuando quiera y cargar cuanto quiera siempre que los límites de mi cesto y de mi mochila me lo permitan. Se acabó que el corazón se me ponga a 170 pulsaciones en las cuestas. Se acabó el quedarme en casa cuando ellos se van de excursión. Este verano no me he quedado ni un día en casa sin pedalear y hemos estado en unos sitios maravillosos, sin coches, solo bicis y rodeados de una calma brutal.

Y me ha llamado la atención la cantidad de e-ciclistas con los que nos hemos cruzado; mucha más gente de cierta edad donde este tipo de bicis les brinda la oportunidad de hacer estos viajes con casco y pedal, pudiendo organizar varias etapas sin terminar con el cuerpo roto pero disfrutando a tope de hacer ejercicio y pasar unas vacaciones de lujo.
Una de estas escapadas -tres días por el Thayatal- ha sido de lo mejor que he disfrutado hasta el momento. Se trata de un circuito de 5 etapas por la ribera del río Thaya entre Baja Austria y la R. Checa. Parte de la ruta, es por una antigua vía ferroviaria que tras haberle quitado las vigas, han dejado a las bicis un camino maravilloso, plano, silencioso, con un montón de tramos de descanso, e incluso zonas de baño en el río y una plataforma de madera donde puedes cruzar el río tan ricamente.

El hotel lo teníamos al otro lado de la frontera en la parte Checa, en Slavonice, un sitio precioso que forma parte de la Bohemia meridional lleno de encanto con ese aire a pueblo de antes que se resiste a la modernidad presente solo en los bazares de los chinos del centro donde nos agolpábamos los cicli-turistas. Un par de calles más allá, las gallinas campaban a sus anchas.

En fin, que mi nueva bici me ha devuelto la ganas y eso es un señor logro. Estoy muy contenta y más cuando hago con mi hijo Lucas helado casero, bien ajustado de azúcar que en casa no están acostumbrados a las cosas muy dulces. Mejor, más sanote... "más proteínas, mamá" como me dice mi hijo :-)


Ingredientes para 1 litro de helado:
  • 200ml. de nata sin montar
  • 250gr. queso mascarpone
  • 100ml. de leche fresca
  • 150gr. de Sauerrham o yogur
  • 175gr. de leche condensada
  • vainilla
  • Frutos rojos a tu gusto (frambuesas, moras, grosellas, arándanos...)
  • Opcional: una cda. colmada de mermelada casera de frutos rojos

Notas:
  • Sobre la cantidad de leche condensada: al llevar los frutos que son algo ácidos lo golosos es posible que necesiten la lata entera (suele ser de 330ml.) pero en casa no gusta el helado tan dulce y en esta ocasión lo compensé con una buena cucharada de mermelada casera.
  • Si lo vas a hacer sin heladera, puedes reemplazar la leche fresca por 100ml. más de nata sin montar.

Preparación:
  1. En un recipiente amplio, y con ayuda de la batidora monta la nata y el mascarpone. Añade después la leche, el yogur, la leche condensada y termina con la vainilla y los frutos rojos. Si optas por ponerle la mermelada, ahora es el momento.
  2. Si lo vas a hacer en heladera, añade este preparado como siempre en la cubeta helada.
  3. Si lo vas a hacer sin heladera, reserva la nata y el mascarpone ambos montados y cremosos para añadir al final y elimina la leche fresca (lee las notas). Lo pones en un recipiente con tapa que puedas meter en el congelador y deja que se congele (unas 5-6 horas).

Torticas de calabacín y garbanzos

agosto 07, 2024
misericordia 
Del lat. misericordia.

1. f. Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos.
2. f. Pieza en los asientos de los coros de las iglesias para descansar disimuladamente, medio sentado sobre ella, cuando se debe estar en pie.
3. f. sujetalibros.
4. f. Puñal con que solían ir armados los caballeros de la Edad Media para dar el golpe de gracia al enemigo.
5. f. Rel. Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas.
6. f. p. us. Porción pequeña de alguna cosa, como la que suele darse de caridad o limosna.

Doña Misericordia, arrogante dama vestida de clemencia, nacida entre golpes de pecho y rezos con todo su teatrillo para burlar a la bondad, esa que nace del alma humana sin paliativos, sin recompensas divinas y sin miedos al tormento en un juicio final. Tan doña y tan divina es, que se siente virtuosa de lo humano y lo divino, la reina de la caridad y la limosna. Tan redicha y henchida que representa el novamás de la santidad espiritual como si fuera un título nobiliario que se puede comprar para asegurarse la entrada al cielo.

Pero los que no creemos en paraísos post mortem, los que sostenemos que después de la muerte no hay nada, conscientes que lo único nuestro es la vida que poseemos, sabemos que donde nace el enternecimiento no es en un templo sino en el corazón y que nuestra alma no pertenece a ningún dios caprichoso y olvidadizo de los más olvidados. Dejo por un momento a ese dios a un lado y me centro en esta señora; si es verdad que existe, si es real y virtuosa ¿por qué existen estas listas negras de emergencias humanitarias año tras año? ¿por qué tantas guerras y conflictos e invasiones? genocidios, apartheids...
Es tristísimo ver cuantísimo mueven las religiones en el mundo, las que tanto hablan de misericordias pero a la vez azuzan a los suyos a hacer el mal. La interpretación de Israel de sus libros sagrados para sembrar tanta muerte; los videos que la iglesia rusa hace rodar entre los soldados que combaten en Ucrania para que crean que dios está de su parte... y todas ellas, las tres herederas de Abraham, justifican y han justificado que los suyos maten sin miedo al castigo divino. Que dios se lo perdona todo si rezan, dicen. 

Porque la misericordia divina es tan espléndida que lo perdona todo si eres lo suficientemente devoto y fervoroso porque así son las cosas; la conciencia y la bondad se entierran en el bienaventurado rezo a un dios que perdona a unos y condena a muerte, tortura y sufrimiento a otros. Porque sí.
“Había necesitado muchos años de sufrimiento y miseria para conquistar los privilegios de la soledad, y no estaba dispuesta a renunciar a ellos a cambio de una vejez perturbada por los falsos encantos de la misericordia.” Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.


Ingredientes:
  • 2 calabacines
  • 1 bote de garbanzos cocidos
  • 1 cebolla 
  • ají seco (amarillo o rojo), chile seco o pimiento choricero
  • pan rallado (todo el que te admita)
  • ajo en polvo
  • mejorana u orégano
  • una pizca de comino molido
  • sal y pimienta

Preparación:
  1. Pon a remojar en agua caliente el pimiento, ají o chile seco una media hora antes. 
  2. Pica la cebolla y en una sartén con un poco de aceite la sofríes junto con el ají.
  3. Tritura el calabacín primero, añade después los garbanzos, y el sofrito junto con la sal y las especias. 
  4. Una vez echa una pasta, es hora de añadir el pan rallado. ¿Cuánto? lo que te admita hasta que tengas una masa que se deje manejar. Aunque muy pegajosa tienes que poder hacer bolas con la masa y aplastarlas un poquito.
  5. En una sartén con algo de aceite, colocas la masa y después de un min. más o menos, le das la vuelta y la aplastas con la espátula para darle la forma. Deja que dore bien por ambos lados a fuego medio o medio alto (dependiendo de cada cocina).
  6. Sirve con tu salsa favorita. 

Strudel de patata y rebozuelos o Kartoffel Eierschwammerlstrudel

julio 26, 2024
intensidad 
De intenso.

1. f. Grado de fuerza con que se manifiesta un agente natural, una magnitud física, una cualidad, una expresión, etc.

2. f. Vehemencia de los afectos del ánimo.

Navegando por X di con un comunicado de la policía peruana que decía, textualmente que "Agentes del Departamento de Alta Montaña, tras una intensa búsqueda ubicaron el cuerpo momificado y deshidratado de una persona NN en el nevado de Huascarán". Tuve que releerlo porque no me encajaban las piezas: ¿tras una intensa búsqueda encuentran a la persona momificada? bueno, el escalador desapareció en una avalancha hace 22 años y es ahora, a la que se va deshaciendo el glaciar por el calentamiento, cuando han podido dar con los huesos resecos del pobre hombre. 

No sé si a ti te pasa, pero tiendo a interpretar este tipo de intensidades con rapidez, prioridad; por ejemplo "tras una intensa investigación" "después de un intenso estudio" o "tras finalizar un intenso análisis de" a mí todo me suena a prioridad para ayer pero mira, va a ser que no.

No hay nada en su definición que sugiera brevedad o prioridad sino vehemencia, vigor, magnitud, incluso fuerza. Y es que lo mismo esa impronta en plan proceso concienzudo y veloz me lo he inventado. O no. A lo mejor ya estaba inventado. El caso es que -supongo- los agentes policiales, en su afán de embellecer su dedicación y entrega -que no lo dudo- se agarran a esa vehemencia de los afectos del ánimo porque lo de echarse flores siempre queda heroico y oye, no se debe dejar pasar la oportunidad.
En cualquier caso, el pobre escalador estaba momia y escondido en el hielo durante 22 años. Eran tres. Al primero lo encontraron a los dos años de la avalancha y del tercero, aún no hay rastro. Para la familia habrá sido un alivio enorme recuperarlo pero no encuentro nada épico en el hecho de rescatar un cuerpo sin vida. 

Es de agradecer siempre las labores de rescate que no son nada fáciles y desde luego entrañan peligro para estos profesionales pero me chirría mucho que la foto del pobre hombre aparezca con tan poco tacto en X o en la prensa donde algún medio lo tilda de "turista" en estos tiempos que corren donde el turistilla es la mosca cojonera del SXXI. En fin, que por muy momia que sea, son los restos de una persona que será llorada y añorada con intensidad -aquí sí- por los suyos.   

En fin, tal y como te conté en la entrada anterior, en mi patio se trafica con cosas. Yo tengo super producción de calabacines y mi vecino ha encontrado en algún rincón del bosque un alijo enorme de rebozuelos (Eierschwammerl) y nos estamos poniendo de setas hasta las orejas. Antes de que digas nada, aquí se pueden coger para consumo particular, no para vender. Lo de traficar no queda claro pero mientras no salga de nuestro Hof, aquí paz y después gloria.


Ingredientes:
  • 1 cebolla mediana
  • algo de aceite de oliva
  • 500gr. de setas (rebozuelos)
  • 1/2 vaso de vino blanco
  • 1kgr. de patatas
  • orégano, mejorana, tomillo... lo que quieras
  • algo de pimentón
  • ajo en polvo
  • algo de mantequilla
  • hierbas frescas (perejil, cebollino...)
  • sal y pimienta
  • 2 láminas de hojaldre
  • Para pincelar: leche, nata líquida, yogur o buttermilch

Preparación:
  1. Cocer las patatas con algo de agua y sal unos 15-20minutos a fuego lento.
  2. Picar la cebolla en fino y rehogarla en una sartén grande con algo de aceite. Añadir las setas y seguir rehogando. Añade el vino blanco y las especias, y deja que reduzca casi por completo.
  3. Añade las patatas cortadas en trocitos. Rehoga y añade un poquito de mantequilla para que no queden secas. Salpimienta y añade las hierbas frescas. Reserva.
  4. Precalienta el horno a 200ºC.
  5. Extiende el hojaldre sobre papel de hornear y añade la mitad del relleno. Pliega primero los bordes y después en enrolla dejando el pliegue del cierre arriba (debajo se rompería y se saldría el relleno). Haz lo mismo con la segunda pieza.
  6. Pincela cada pieza y hornea hasta que coja un bonito color dorado.

ME APETECE

 
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