Albóndigas a la jardinera

enero 19, 2025
Hoy llevo un día de tocada de pelotas increíble. Me he topado con el reel de un cura mexicano haciendo chiste de lo fácil que es hacer feliz a una mujer; dice que para ello un hombre solo tiene que ser... y se pone el tipo a recitar una sarta de despropósitos de escándalo: que si además de amigo, amante, hermano, padre (¿?) un hombre debe ser psicólogo, ginecólogo, maestro, plomero y hasta decorador de interiores. Qué chisposo el padrecito haciendo chistes flojos en el país latinoamericano - después de Brasil- con más feminicidios haciendo gala de una prepotencia machista que ralla con lo obsceno.

Pero claro, es que cómo somos. Histéricas - hay quien sigue creyendo que es una enfermedad femenina-, amargadas y poco juiciosas. No nos conformamos con nada y, como aclara el comentario de un humilde parroquiano "y aun cumpliendo todos esos requisitos, al final dicen: eres muy perfecto yo quiero sentir la aventura el peligro y se van con un pendejo....mujeres".

¿Por qué esta tirria, esta inquina a las mujeres? A veces generalizada, a gran o pequeña escala, camuflada en paternalismos y casi siempre, en victimismos varios: desde qué malotas somos por no querer planchar camisas o quemar las lentejas de vez en cuando a que si no hay quién nos entienda.
Mira, no voy a entrar en los motivos por los que una pareja no funciona. Y eso que ahora mismo echo chispas porque estoy hasta las albóndigas de insistirle al Günter que se involucre más en las tareas, que respete mi trabajo doméstico, que sea más agradecido con lo que hago... y con lo que trago. Lo nerviosa que me pone ver sus torres de papeles sin valor (propaganda, publi, etc.) que se extienden de una habitación a otra, tickets en cajas de zapatos de hace más de diez años... y luego que no sabe por qué echo chispas, que es problema mío gestionar mi mala leche y que lo que debería tener es más PACIENCIA. Toma ya. Veintitantos años breando con su síndrome de Diógenes pero oye, que soy una impaciente sin sentido del estoicismo. 

Mira, no voy a entrar -por segunda vez- en los motivos por los que una pareja no funciona. Pero lo mismo, va a ser importante en una relación poder expresarse con soltura y hablar de los hábitos molestos del otro sin tener que estar repitiéndolo 20 años. Lo mismo, va a ser importante cuidar las conexiones emocionales más allá del qué quieres que haga o diga. Lo mismo, también, va a ser importante no mirar a la madre de tus hijos como un híbrido entre Alexa y la Thermomix. 

Lo mismo, si se tiene en cuenta que las mujeres somos seres emocionales marcadas en cada etapa de la vida por nuestras hormonas -que no locura ni infantilismo- se entendería mejor que a veces necesitamos ser escuchadas por oídos generosos que nos motiven a crecer como personas y no como madres, amas de casa y esposas. Podríamos ser mucho más si nos alentaran a mantener la ilusión. Vamos, digo yo.

PD. A quien pueda interesar: los aspavientos no los desatamos por cualquier minucia; salen cuando ya estamos hasta el moño. 
Y aquí estamos como cada mes, porque hoy es domingo de reto con Homenajeblog donde nos colamos en cocinas ajenas y homenajeamos al anfitrión cocinando alguna de sus recetas. Esta vez tenemos el gustazo de hacerle los honores a Catina del blog La cocina de Catina un blog que conozco fenomenal desde hace mucho tiempo y al que tengo muchísimo cariño. Catina tiene un montón de recetas muy mediterráneas con ingredientes de su tierra lo que hace que yo muera de envidia porque desde aquí me es imposible degustarlos. Me decidí por estas albóndigas a la jardinera porque también era una receta muy de mi madre así que le he añadido algún truquillo de Maite-madre. ¡Muchas gracias Catina!

Ingredientes
Para las albóndigas:
  • 3/4 kgr. de carne picada de cerdo y ternera 
  • perejil
  • ajo en polvo a tu gusto
  • miga de pan mojada en leche
  • 3 huevos
  • sal y pimienta
  • harina para rebozar
  • Aceite para freír

Para la salsa:
  • 3-4 zanahorias a tu gusto
  • 1/2 puerro
  • 1 tomate
  • 1 cebolla pequeña
  • un poquito de pimiento a tu gusto
  • 1 hoja de laurel
  • una pizca de clavo molido
  • 1 vaso de vino blanco o rosado
  • 1 vaso de agua (puede que algo más)
  • extracto de caldo de carne
  • guisantes a tu gusto
  •  sal y pimienta a tu gusto
Notas:
  • Mi manera de hacer la salsa cambia un poco respecto a la elaboración de Catina. Hago primero un caldo que espeso con un poco de la harina de rebozar y luego la cuajo y dejo que coja sabor con la carne, Bueno, todos los caminos llevan a Roma.
  • A la salsa le añado un poco de pimiento como hacía mi madre. Sus truquillos, ya sabes.
  • A la carne le pongo ajo en polvo porque el ajo se me indigesta una barbaridad y así quedan más suaves. La cantidad de miga de pan también depende de que te gusten más suaves o más carnosas. De cualquier manera quedan ricas.
  • Puedes acompañarlas de patatas fritas, cocidas, al horno o puré de patata.

Preparación:
  1. En una cazuela, pon todos los ingredientes para la salsa y deja que cueza 15-20 minutos hasta que las zanahorias estén al dente. Intenta que sean finitas y si no, las puedes cortar por la mitad verticalmente. Una vez al dente, las retiras y las reservas. Quita el laurel, añade un poco del harina de rebozar y tritura hasta que no queden restos.
  2. Mientras, mezcla la carne con la sal y pimienta, el ajo y el perejil. Tritura a parte los huevos y la miga mojada en leche. Lo mezclas con la carne y haz bolitas que rebozarás en harina. 
  3. En la misma cazuela de la salsa, pon abundante aceite y fríe las albóndigas a fuego no muy fuerte para que no se queme la harina que sueltan.
  4. Retira el aceite, añade las albóndigas y la salsa que tenemos reservada. Corta las zanahorias en trocitos a tu gusto y las añades también. Deja que cueza unos 10 minutos.
  5. Los guisantes que he usado son de lata así que no necesitan cocción. Añádelos cuando apagues el fuego. Basta con que repose todo junto unos 3 minutos para que la salsa coja cuerpo.

Bicolor de mascarpone con cookies

enero 14, 2025
Hace apenas un par de meses me fui de la red social X. Dos semanas después, lo hice de Facebook. No los echo de menos. Tenía miedo de perder contacto con gente importante pero mira, si no nos hemos hablado en meses -o años- pues tan amigos no seremos. Y lo cierto es que no las echo de menos porque llevaba tiempo echándolas de más -a las plataformas, no a las personas-.

Los blogueros en general, llevamos mucho tiempo muy pillados con todo este mundo del social media. Lo hemos venido haciendo para atraer público al blog, algo que dejó de funcionar hace ya años. Lo hicimos mal. Tuvimos un tirón estupendo porque la gente quería contenidos frescos, sinceros, con el encanto de estar por casa, de tú a tú sin los maniqueos y manipulaciones de las publicaciones escritas que hubo hasta ese momento. 

Había muchos libros de recetas que mentían más que hablaban, con medidas imposibles y fotos que no correspondían, y estos son fracasos que se llevan mal porque además de gastarte una pasta en el volumen de turno, la cara de pringadete que se te queda es monumental. Los que vivíamos fuera, compartíamos todo lo que íbamos descubriendo; nuevos sabores, formas de hacer... madre mía, cuánto aprendí entonces. 

Y creo que uno de nuestros grandes logros, fue lo de tomarnos la molestia de traducir aquello de "un puñaito" "lo que te dé" "lo que te admita" y lo convertimos en medidas y pasos a paso para que se viera una preparación, una textura o una consistencia. Es bueno que sepas, que a veces, cuando ves un receta publicada, antes se ha probado y ajustado hasta dar con la textura ideal o el azúcar y la grasa recortadas, etc. Esto algunos lo seguimos haciendo.
Pero llegaron los egos gordos, los endiosamientos y los blogueros dejamos de compartir experiencias convirtiendo nuestras cocinas en escaparates de lo bien que hacemos todo y lo mucho que sabemos: hemos ido de chefs, fotógrafos, dietistas y nutricionistas. Y mientras se nos iba la pinza, un aluvión de nuevos blogs aterrizaron con la única meta de ser famosos. Llegó Facebook y aquello ya fue la locura. 

Spam, spam y spam de recetas a saco usando todo tipo de tretas para conseguir una visita. Tal fue la merendola y nos colapsó de tal manera, que los malos rollos y envidias se aireaban abiertamente sin ningún pudor, se cancelaban blogs por pura malicia y el mundo de "esa me ha copiado" era el pan nuestro de cada día.  Con Twitter fue distinto. A la gente de por allí no les interesaba nuestro contenido así que después de un breve fogoneo la cosa decayó rápidamente. 

Con Instagram, las tornas cambiaron. Los blogueros no lo vimos venir porque no es un medio apto para el spameo aunque aún lo sigamos intentando. Insta es una red para crear contenido guapi, rápido y de corto recorrido. Eso de intentar desviarlo no funciona. Todo se cuenta en videos cortos muy cuquis y facilones que esconden el verdadero guarreo de muchas recetas. Y mienten más que hablan, algo que se ha formalizado de una forma magistral porque la verdad no importa más allá del postureo, que quede mono y a por más. 

Ya no se comparte, ni se habla ni se es generoso. O casi porque aún resistimos unos cuantos blogueros "vintage" como leí hace poco en Bluesky, un lugar por cierto donde me siento muy a gusto. No importan mucho ni los likes ni los seguidores pero, de momento, es un sitio donde el contenido parece lo más importante sin trolls ni postureos. Claro, la falta de seguidores es lo que tiene, baja a la gente de muchos pedestales y eso no es para todos los públicos. A ver lo que dura.

Después de esta reflexión que daría para mucho más, te dejo con un postre que parece un remake de estos vasitos de tiramisú de chocolate porque son ese tipo de postres que gustan mucho en casa así que estiro el chicle todo lo que haga falta. Son facilones y conquistan. No hace falta mucho más.


Ingredientes (para 6-8 vasitos)
Para la crema de chocolate:
  • 1 sobre de pudding o natillas
  • 500ml. de leche
  • 50gr. de azúcar
  • 50gr. de chocolate
  • 20gr. de cacao puro 100%
  • 150gr. de mascarpone
  • 3 ó 4 cookies

    Para la crema de mascarpone:

    • 350gr. de mascarpone
    • 225gr. de Sauerrham o yogur griego
    • 50gr. de azúcar
    • vainilla
    • 3 ó 4 cookies

    Preparación:
    1. Pon a calentar la leche, el azúcar, el chocolate y el cacao. Reserva un poco de leche donde mezclar los polvos del pudding. Cuando rompa a hervir, añade esta mezcla y sin dejar de remover espera a que espese y vuelva a cocer. Cúbrelo con film de plástico y deja que enfríe.
    2. Mezcla con ayuda de unas varillas, el mascarpone, el yogur, la vainilla y el azúcar. Cuando tengas una crema suave y sin grumos, añade las galletas en trocitos pequeños. Reserva.
    3. Justo ante de ir a montar los vasitos, mezcla el pudding de chocolate con el mascarpone y las cookies en trocitos pequeños.
    4. Reparte la crema de chocolate en los vasitos. Después, haz lo mismo con la crema de mascarpone. Decora con unas migas de cookies. Refrigera. 

    Frittaten y Palatschinken, el dos por uno austriaco

    diciembre 30, 2024
    procrastinar
    Del lat. procrastināre.
    tr. Diferir, aplazar.
    Menudo melón. Y viejuno porque esto, de dejar para mañana lo de hoy, está en nuestra literatura desde hace mucho tiempo. Más allá del proverbio bíblico, en el Quijote, por ejemplo: "Antes hoy que mañana se ponga vuestra merced y su grandeza en camino" le decía Sancho a su señor, y es que no en vano este escudero fue pionero en coaching personal aunque a la hora de entrenar eso de la eliminación de bloqueos y miedos, le salió el tiro por la culata y a los molinos me remito.  Pero el buen hombre hizo lo que pudo que no fue poco.

    Pero esto de procrastinar no es verbo de hidalguía puesto que todos los seres humanos -y hasta extraterrestres diría yo- lo practicamos con mayor o menor frecuencia. Y es que nuestra conciencia, que siempre la tenemos en busca y captura, nos exime de responsabilidad si el ahora lo cambiamos por un mañana, un luego o un después. Se queda tan pancha aún a sabiendas que hay gato encerrado.

    Dice el refrán que "siempre mañana y nunca mañanamos". O que "por la calle de Mañana se llega a la plaza de Nunca". Estas son solo un par de pruebas irrefutables de que la vagancia, pereza y holgazanería son actores viejunos en el teatro de la vida y la única diferencia está en que hoy nos lo venden como una consecuencia y no como un acto de facto. Hoy se adornan las cosas con la copla de "autoestima baja", "ansiedad", "falta de aceptación por los demás" o "perfeccionismo y miedo al fracaso". Lo pongo entre comillas porque lo he leído así, literal.
    Esto es mezclar churras con merinas, no me fastidies. O el hambre con las ganas de comer, qué se yo, porque el sentido común me recuerda que una cosa es tocarse el papo porque no apetece hacer ciertas tareas y ancha es Castilla, y otra son los rotos físicos o metafísicos que requieren de atención especializada porque darle vías de escape a un haragán acogiéndose a la enmienda del "pobre de mí que sufro mucho" es también más viejo que el tebeo.

    Imagino que al igual que tú, yo llevo un Sancho a cuestas que me recuerda que debo ponerme las pilas cuando toca y otras, me dice que tire de las riendas y pare el carro que las mulas necesitan abrevar porque a todo no se llega y -desgraciadamente- los que nos hacemos mayores -maduritos que tampoco hay que exagerar- no medimos fuerzas, nos pensamos que todo el campo es orégano y que los años no pasan por nosotros. Pero vaya que sí.

    Esta receta de hoy es procrástica a rabiar. Hice las fotos hace como un par de años -o más- y nunca me decidí a publicarlas. Se me antojaban sosas y poca cosa, más teniendo en cuenta que al principio de este blog ya publiqué los Frittaten pero es que esto es algo muy muy austriaco, cocina sencilla de abuelas y que cuando toca mi casa supura felicidad. De primero, cuando se hacen tirillas y se sirve en caldo de carne se llaman Frittaten. Y de segundo, sin cortar, rellenos de mermelada y enrollados con azúcar glas por encima se llaman Palatschinken. Facilón y todos tan contentos.

    A veces, invitamos a más actores a esta sopa ya que es habitual que la comamos como plato único. Pueden ser trocitos de salchicha o como en esta ocasión, Leberknödel que son bolas de una masa de hígado y pan muy populares por estas tierras.
    Ingredientes:
    • 500ml. de leche
    • 4 huevos
    • 250gr. de harina
    • 1 cda. de azúcar
    • una pizca de sal
    • un poco de aceite para la sartén
    • Para la sopa un caldo de carne con su chorrito de extracto de maggi que no puede faltar.
    • Para los Palatschinken, mermelada de albaricoque (o crema de avellanas tipo nutella) y azúcar glas

    Notas:
    • Sobre la leche: yo uso leche de granjero sin procesar, con su nata por eso recomiendo usar leche fresca y entera.
    • Sobre los huevos: es muy habitual que la gente recorte los huevos en esta receta. Yo no. Pese a su mala publicidad, es la mejor proteína que existe.
    • Sobre la harina: siempre de calidad y si es posible, biológica y sin refinar. Algunas con sello Bio, no garantizan que no hallan sido blanqueadas. Es habitual que para 1/2 litro de leche, se usen 300gr. de harina pero me gusta el resultado con algo menos.

    Preparación:
    1. Pon todos los ingredientes juntos en una jarra y los mezclas con la batidora hasta que la masa esté lisa y sin grumos.
    2. Calienta a fuego medio alto una sartén mojada en un poco de aceite o mantequilla. Vas vertiendo pequeñas cantidades de la masa para que no queden gruesas. Deja que coja un poquito de color, la volteas y esperas otro poquito a dore también por ese lado.
    3. Para los Frittaten: los cortas por la mitad y vas cortando en tiritas finas.
    4. Para los Palatschinken: los rellenas con un poco de mermelada de albaricoque, los enrollas y sirves con azúcar glas por encima.

    Empanada de espinacas y ricotta con nueces

    diciembre 22, 2024
    Querido mundo; hoy vengo sin ninguna historia -y ya lo siento- pero la vida no me da para más. Me he pasado el adviento haciendo galletas y mis grullas devorándolas. He reformado el baño, he acompañado muchísimo a mi gato que sufre de ataques nerviosos porque como ya estamos a temperaturas muy bajas y no puede salir, le entra como un baile de San Vito al pobre y lo pasa fatal. Se me tira a los brazos porque soy su único consuelo. Ni la pastillita que nos ha recetado el veterinario le consuela. Solo mis abrazos así que me paso las horas con el puma -porque mi gato es enorme el tío- encima. Y así, poco se rinde la verdad.
     
    Cuando trabajo, le tengo entre el teclado y mi pecho; apenas puedo manejar el ratón y, como es muy acaparador y no le gusta que mire mucho la pantalla, me da con la pata en la cara una y mil veces. Y de fondo, hemos tenido a los albañiles montando escándalo y para que la estampa fuera más trágica, estuvo nevando la semana del folloneo. 
    En fin, que para qué quiero más. Llego a la recta final, al último domingo de adviento con la lengua fuera y mi horno echando humo pero entre horneada de galletas y más galletas, he tenido a bien colar esta maravillosa empanada porque no solo de galletas de adviento vive el austriaco. Mi hijo pequeño, el de 18, está en esa edad que no tiene fondo alguno y que es capaz de tragar y tragar hasta reventar. Y así estoy yo, con una empanada brutal entre Pinky y las galletas.

    En fin, aquí estamos como cada mes, porque hoy es además del 4º domingo de adviento, domingo de reto con Homenajeblog, donde nos colamos en cocinas ajenas y homenajeamos al anfitrión cocinando alguna de sus recetas. Esta vez tenemos el gustazo de hacerle los honores a Ana del blog Fresas y aceite un sitio estupendo con muchas recetas facilonas y sabrosas, la gran panacea en la cocina. Me tiré de cabeza a esta empanada según la vi y nos ha encantado.  ¡Estaba riquísima, Ana!


    Ingredientes:
    • algo de aceite de oliva
    • cebolla a tu gusto
    • 50gr. de nueces a tu gusto (usé del paraíso)
    • 250-350gr. de espinacas
    • ajo en polvo
    • sal y pimienta
    • 2 huevos duros
    • 200gr. de ricotta
    • 2 cdas. de parmesano
    • 2-3 cdas. de mozzarella rallada
    • 2 láminas de hojaldre
    • huevo batido diluido en un poco de agua para pincelar.
    • opcional: sésamo para decorar

    Preparación:
    1. En una sartén con un poquito de aceite de oliva, saltea la cebolla y las nueces picadas. Añade las espinacas y cuece unos 10-15 minutos a fuego medio. Salpimienta.
    2. Agrega los quesos (ricotta, parmesano y mozzarella) y sazona con un poco de ajo en polvo. Deja que temple.
    3. Precalienta el horno a 190ºC.
    4. Extiende una de las láminas de hojaldre y cubre con el relleno y termina con los huevos duros troceados. Tapa con la otra masa de hojaldre, cierra los bordes y pincela con el huevo batido.
    5. Con unas tijeras, haz unos pequeños cortes sobre la superficie y esparce un poco de semillas de sésamo. Hornea hasta que tenga un bonito color dorado.

    Ensalada invernal de lentejas

    diciembre 04, 2024
    Hoy si no te importa me enrollo poco que tengo una semanita como para perdérmela pero no quiero dejar pasar más tiempo sin publicar nada porque yo, en mi imaginario egocentrista amante del bombo y el platillo, pienso que si me estiro mucho sin publicar me vas a echar de menos, te vas a preocupar por mí hasta el punto de iniciar conversaciones con la embajada para planificar un plan de rescate por si las moscas. En fin, cada uno nos columpiamos a nuestro aire.

    Te decía: hoy rollo escueto. A ver si me sale. 

    Hoy se celebra el día internacional del guepardo porque el pobre esta a un estornudo de extinguirse. En África parece que los granjeros andan a la gresca con estos gaticos grandes porque tienen la mala costumbre de comer y son de los que se presentan sin pedir permiso y se zampan lo que pillan. Los cazadores también hacen lo suyo, éstos por puro placer. El caso es que están a punto de irse definitivamente y no volver.
    ¿Y por qué hoy? Porque es el cumpleaños de Khayam, un guepardo que se crió en cautividad, en Oregon, siendo el primero en ser reintroducido a la vida salvaje con éxito. Esto fue posible gracias a la Dra. Laurie Marker quien creo este día internacional con el fin de concienciarnos al resto de los mortales sobre la necesidad de proteger al felino más rápido del planeta. Y si no lo es, pues uno de los más rápidos, no le vayamos ahora a sacar punta a los detallines.

    Y como cualquier día conmemorativo, lo que se pretende es ayudar a la causa y he visitado como una media docena de webs con cosicas que podemos hacer y todas dicen más o menos lo mismo: que ayudemos a no deforestar ambientes salvajes, que denunciemos cualquier forma de comercio ilegal  o que publiquemos fotos de los mininos con hashtags a lo #salvaalguepardo y... ¡agárrate los machos! que compremos camisetas de la fundación de la Dra. Laurie como si eso de consumir y hacer negocio no degradase el plantea y, la guinda del pastel: que vayamos a ver a los animalicos en zoos para aprender más de ellos. 

    Ah, hasta aquí he llega'o. No soporto los animales en cautividad; ni en zoos, circos ni demás pesca. Me resulta atroz que nos lleven desde pequeños a ver jaulas de animales salvajes fuera de su habitad y sus manadas. Somos lo peor y prueba de ello es este movimiento buenista a favor del guepardo que nos anima a ir al zoo y participar del negocio entorno a la esclavitud animal. Y tan panchos, oiga. ¿Un peluchito al salir? Sí, venga, que quede claro que somos gente super guay y activista en favor de los derechos animales y naturaleza. Qué falsos somos a veces y encima, de puro sin querer.

    A lo nuestro: esta ensalada invernal es un puro lujazo para que quede claro que ni las ensaladas y las bicicletas son solo para el verano.
    Ingredientes:

    • 1 bote de lentejas cocidas
    • 2-3 zanahorias
    • 1/2 cebolla roja
    • granos de 1/2 granada
    • queso fresco de oveja
    • aliño: vinagre de Jerez, aceite de oliva, sal, pimienta y un poquito de miel

    Preparación:
    1. En una sartén con un poquito de aceite de oliva, saltea las zanahorias cortadas en trocitos muy menudos a fuego medio.
    2. Mientras coloca las lentejas en una fuente y añade la cebolla picada, los granos de granada, el queso en daditos y la zanahoria. 
    3. Mezcla el aliño y se lo añades a la ensalada.

    La tortilla dulce de la mami

    noviembre 20, 2024
    Cuentan algunas lenguas que este postre se preparaba en los madriles para lunes de pascua pero en mi casa, mi madre lo hacía siempre que se juntaba pan duro cosa que no era fácil. Nos metíamos entre pecho y espada cinco pistolas -barras de pan, nada de revólveres- y entre bocadillos y mojar salseos las cinco caían sin llegar al desayuno, que debíamos tirar de galletas María y de tostadas inglesas -pan Bimbo tostado de toda la vida-. Nos llamaba tragaldabas y cuando se cansaba de repetirlo cambiaba de vocablo y nos etiquetaba de carpantas. 

    Y es que en las familias numerosas siempre han existido ciertos códigos de supervivencia que costaban de entender a los vástagos únicos. Por ejemplo, los que comíamos lento, era importante garantizar que los tragones -éstos jalaban sin masticar- no nos iban a robar las croquetas, las empanadillas, los pasteles o las rosquillas, gullerías que como te puedes imaginar se contaban y se repartían con absoluta ecuanimidad o se liaba parda... decía, pues que para evitar hurtos del vecino de mesa, chupábamos y requetechuperreteábamos los manjares del plato a modo de repelente de buitres porque eso de compartir babas con un hermano de sangre daba mucho repelús. Otra cosa era con los amigos del alma que con esos hacíamos menos ascos a la hora de compartir un vaso de coca-cola, o posteriormente con los años, la litrona de turno.
    Pero comiéramos lento o sin masticar, todos éramos unos carpantas crónicos aunque la naturaleza de algunos fuera más tirando a comique y es que la vidilla que da el saber que bocado que te zampas es bocado que tu vecino pierde... ¡Ah! qué encanto tenía eso. Retorcido, sí, pero daba mucho gusto porque eran pequeñas venganzas de cuando tú le suplicabas a tu hermanito del alma por una croqueta y el muy canalla, con la boca llena de tropezones, te decía que nones, que ni hablar del peluquín, porque uno debe reventar antes que saciar el ansia del vecino zampatortas.

    Así que no creo que te cueste compadecerte de nuestra pobre madre que tenía que cocinar para cinco tragantones en el mejor de los casos, porque éramos muy de ir invitando a cualquier amiguete que nos cruzáramos por el camino. En fin, eran otros tiempos. Hoy echas un par de raciones más al cocido y rompes el presupuesto semanal. Cuando éramos chicos debíamos heredar ropa y juguetes,  se sacaban dobladillos, se cosían coderas y los caprichos se concedían con cuentagotas pero comida para alimentar un regimiento nunca faltó.

    Y cuando mi madre se ponía con la operación tortilla dulce, se encerraba en la cocina e iba sacando las tortillas una a una, y antes de que estuviera la siguiente ya había crisis mundial por si uno había cogido dos trozos más grandes o más bonitos o vete tú a saber qué. Y por supuesto, todas las peloteras se ejecutaban a dos carrillos. Eso de que oveja que bala, bocado que pierde en nuestra casa no se daba. Éramos especialistas en montar los pollos con la boca llena :-) Va por ti, mami.

    PD: Por algún motivo, esta entrada llevaba varios años a medio hacer. Las fotos no me convencían pero tampoco me animaba a refotografiar la tortilla porque en el fondo me decía "boba, que no están tan mal" pero por algún retorcido motivo no me lancé a publicar. Inexplicable. La versión de la tortilla dulce de la mami con manzana la publiqué hace mil años, de las primeras recetas de blog. Y mira si hace, que todavía no me había aflojado la tecla y las recetas no contaban cosas. 
    Ingredientes (2 tortillas de entre 20-22cm):
    • 125gr. de pan viejo cortado en daditos
    • 200ml. de leche (para empezar. El pan puede absorba más)
    • 4 cdas. de azúcar
    • 4 huevos
    • ralladura de limón o de naranja
    • una pizca de canela
    • un poco de aceite para la sartén

    Preparación:
    1. Templa la leche y disuelve en ella el azúcar, la ralladura y la canela. Pon el pan en un bol, añade la leche y deja que repose unos 10 minutos. Después añade los huevos bien batidos. 
    2. Pon a calentar una sartén antiadherente con un poquito de aceite y cuaja las tortillas. Tienen que quedar finitas para que cuajen bien primero con la sartén caliente y después bajando el fuego a moderado lento. 
    3. Le das la vuelta con ayuda de un plato y misma operación. Sirve templada o fría con un poco de azúcar por encima (glas o granulada a tu gusto)

    Tarta de queso y calabaza

    noviembre 17, 2024
    En una rosa caben todas las primaveras. 
    Antonio Gala
    Uno puede vivir sin pan, pero no sin rosas. 
    Jean Richepin
    Preferiría tener rosas en mi mesa, que diamantes en mi cuello. 
    Emma Goldman
    La rosa no hace propaganda de su aroma, pero su fragancia única se esparce a sus alrededores. 
    Sukarno
    La rosa simplemente existe; es perfecta en cada momento de su existencia. 
    Ralph Waldo Emerson
    Si la rosa es una flor hermosa, es también porque florece por su cuenta. 
    Charles De Leusse
    Es el tiempo que le has invertido a tu rosa lo que la hace tan importante. 
    Antoine de Saint-Exupéry
    El amor plantó una rosa, y el mundo se volvió dulce. 
    Katharine Lee Bates
    Un mes más, hoy es domingo de reto, de Homenajeblog, donde nos volveremos a colar en cocinas ajenas y homenajeamos al anfitrión cocinando alguna de sus recetas. Esta vez tenemos el gustazo de hacerle los honores a Rosa del blog La Rosa dulce un sitio precioso donde yo he tenido algo de mano en su diseño :-) y con un montón de recetas que me chiflan. Es un sitio de referencia para quien busca recetas sin gluten y sin lactosa y su fotografía es de diez. O más. Me ha sido difícil decidirme pero ganó esta tarta de queso porque tengo aún bastantes calabazas en casa y se me antojó rápidamente.  Estaba riquísima, ¡ Gracias Rosa!
    Ingredientes para un molde de 24cm.
    • 225gr. galletas a tu gusto (yo he usado tipo Lotus)
    • 60gr. mantequilla
    • 3 cdas. de nata líquida

    • 3 huevos XL ó 4 L
    • 600gr. de queso crema 
    • 100gr. de nata líquida
    • 100gr. de yogur
    • 110gr. de azúcar
    • 2 cdas. de maicena
    • vainilla
    • 4 especias (allspice)
    • 50gr. de panela molida
    • 400gr. de calabaza cocida

    • Para acompañar: 150gr. de nata montada, 1 cda. de azúcar y 2 cdas. de queso mascarpone
    Notas:
    • He hecho algunas rectificaciones ya que las proporciones de Rosa son para un molde de 15cm. No he querido añadirle el doble de azúcar ni más nata líquida. Lo he compensado con yogur.
    • Puedes decidir como quieres la masa: más cremosa (con las claras sin batir) o más esponjosa (con las claras a punto de nieve). Cambia la textura pero el sabor es fantástico en cualquier caso.

    Preparación:
    1. Hacemos las galletas migas y las mezclamos con la mantequilla derretida y las cucharadas de nata líquida. En un molde de 24cm, engrasado ligeramente con mantequilla, ponemos esta masa y cubrimos la base. Podemos aplastarla con ayuda de un vaso o una cuchara. Reservamos.
    2. Montamos las claras a punto de nieve y reservamos.
    3. En un bol, mezclamos las yemas, el queso crema, la nata, el yogur, el azúcar blanco, la maicena, la vainilla y las especias. 
    4. Mezclamos la panela con la calabaza cocida y escurrida. Lo trituramos hasta tener un puré liso. Lo añadimos al bol y batimos hasta ligarlo todo bien. 
    5. Con ayuda de una espátula, incorporamos las claras montadas y mezclamos suavemente hasta que no queden grumos.
    6. Precalentamos el horno a 170-160ºC dependiendo del horno.
    7. Forramos el molde con papel de aluminio y lo colocamos sobre un plato o fuente con agua para cocerlo al horno al baño maría.
    8. Incorporamos la masa al molde y horneamos ente 1 hora a hora y media (dependiendo del horno y de cuan cuajada la deseas). Cuida que no coja mucho color. Si ves que pasa, baja el calor. Estará lista cuando veas que al tocar ligeramente el centro se nota firme pero temblorosa. Deja que temple en el horno con la puerta abierta. Una vez frío, lo refrigeras hasta que lo vayas a consumir. En total, necesitará de unas 4 horas. 

    Crema de patata e hinojo

    noviembre 12, 2024
    rencor 
    De rancor.

    1. m. Resentimiento arraigado y tenaz.
    Qué cosas. La RAE vuelve a ser escueta en una definición harto extendida, arraigada, expresada, sentida y enquistada. Cuánta parquedad para un sentimiento de segunda fila que acampa a sus anchas por todo el universo. En un capítulo de La cena de los idiotés de Aimar Bretos, éste planteaba a sus invitados el dilema de si el rencor es legítimo o no. El rencor como tal, no su interpretación o consecuencias del mismo. ¿Es legítimo sentirlo? ¿Nos afea? 

    Claro, tan escueta es la definición que se vuelve complicada cualquier reflexión. No obstante, la susodicha adjunta los siguientes sinónimos: animadversión, odio, inquina, encono, aversión, aborrecimiento, tirria. Qué feo todo. Qué odioso suena. Realmente, la diferencia entre la definición de rencor y de odio está en el hecho de que la segunda va un poco más lejos y aparte del resentimiento que ambas comparten, el odio añade el facto de desear el mal a alguien. 
    Así con todo, ¿Qué supone el rencor en nuestras vidas? ¿nos ataca a todos por igual? ¿es justo que se nos juzgue por lo que sentimos o hay que ceñirse a los hechos y juzgar solo los actos?. Y si la alevosía es un agravante jurídico y el odio un delito ¿el rencor también? y ¿existe el rencor sin odio y el odio sin rencor?.

    Puf, menudo melón me da ahora por abrir. Así, sin oír ahora mismo ninguna otra opinión que me abra otras vías de pensamiento, se me antoja que nadie estamos libres de sentir su puñalada y que esa omisión de juicio en su definición, al decir que es un gesto arraigado y tenaz pero sin entrar en más valoraciones, es intencionada con el fin de relativizar un poco las malas pulgas que traemos de serie.

    Porque el rencor, sin ir más allá ni convertirlo en odio, es un sentimiento fastidioso que por sí solo no daña al prójimo sino a uno mismo. Nos amarga y no me cabe duda que nos acorta la vida. Y como acabo de leerle a Manuel Jabois -que también es contertulio de los idiotés de Aimar-  el rencor machaca las células y nos hace envejecer más que la mala vida. Alimentarlo es pura autolesión y puede que sea más adictivo que la heroína u otra de esas mierdas porque donde anida se queda, nunca se va del todo y te deja hecho una piltrafa.

    Pocas cosas más sanas hay que perdonar a un enemigo y vanagloriarte en la paz que ese acto desprende. Y pelillos a la mar. 
    Esta es una sopa facilona, que busca sabores simples y definidos. Además el hinojo es fantástico: mucha fibra, pocas calorías, ayuda a la digestión y es un remedio estupendo para las nauseas de las embarazadas. Tiene mucho ácido fólico y regula el intestino. Y está bueno, ¿Qué más quieres? Bueno puestos a pedir, disfruta esta crema con unos tropezones de pera caramelizada. El contraste es maravilloso. Ya me cuentas.


    Ingredientes:

    • Más o menos 350gr. de patatas
    • 1-2 hinojos
    • 1/2 cebolla
    • 1 diente de ajo (o ajo en polvo)
    • 3/4litro de caldo de verduras
    • 2 cdas. de queso crema (tipo Philadelphia)
    • Sal y pimienta
    • Nuez moscada
    • Para acompañar: 1 pera, una pizca de mantequilla y 1 cda. de azúcar morena

    Preparación:
    1. Pon a cocer en una olla a fuego medio bajo, las patatas, el hinojo, la cebolla y el ajo en el caldo de verduras. Deja que cueza unos 15 min.
    2. Añade el queso de untar y tritura la crema con un procesador de alimentos o con la minipimer. Salpimienta y aromatiza con un poco de nuez moscada.
    3. Para acompañar, carameliza una pera cortada en trocitos pequeños con un poquito de mantequilla y una cucharada de azúcar. 

    Crema de zanahorias y chirivía

    octubre 26, 2024
    "Dedico esta edición a mis enemigos, que tanto me han ayudado en mi carrera". 
    Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte
    "A un viejo amor que murió sin darme tiempo a pedirle perdón". 
    Manuel Maristany, La enfermera de Brunete
    "A Joanna, mi brillante y hermosa esposa, sin quien yo nada sería. Ella me conforta y consuela siempre, nunca se queja ni interfiere en nada, no pide nada y lo da todo, y, además, escribe mis dedicatorias". 
    Albert Paul Malvino, Principios de electrónica
    "A la memoria de AGUEDILLA, 
    la pobre loca de la calle del Sol,
    que me mandaba moras y claveles"
    Juan Ramón Jiménez, Platero y yo

    "A Conchita, mi mujer desde hace cuarenta años. Nuestro amor es ya casi un incesto". 
    Jaime Campmany, El pecado de los dioses
    "Para aquellos que piden deseos cuando ven una estrella fugaz". 
    María Martínez,  Cuando no queden más estrellas que contar
    "Para el alma que ella dejó de guardia permanente, como una lucecita encendida, en mi casa, en mi cuerpo y en el nombre por el que me llamaba". 
    Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable


    Ingredientes:

    • entre 300-350gr. de zanahorias
    • entre 200-250gr. de chirivía
    • 1-2 patatas
    • 1/2 puerro
    • 1/2 cebolla
    • 1 manzana
    • 1/2 vaso de vino blanco
    • 3/4 litro de caldo de verduras
    • 1-2 cdas. de queso crema
    • Un poquito de mantequilla
    • sal y pimienta al gusto

    Nota:
    • Las cantidades dependen un poco de ti, de los sabores que quieras destacar.

    Preparación:
    1. Pela y corta las verduras que rehogarás con un poquito de mantequilla antes de añadirle el caldo y el vino blanco.
    2. Cuando lleve unos 5 min. cociendo a fuego lento, le añades la manzana pelada y sin las semillas. Deja que cueza 15 minutos más.
    3. Añade el queso crema y trituras. Salpimienta a tu gusto.

    ME APETECE

     
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