Arroz con pollo y verduras

murrio, rria

adj. Que tiene murria.
f. coloq. Especie de tristeza y cargazón de cabeza que hace andar cabizbajo y melancólico a quien la padece.

En mi casa se decía mucho eso de estar murrio. Supongo que en el resto de casas también y puede que estemos ante un adjetivo que apenas acaba de entrar en el club del olvido. Lo cierto es que las palabras no tienen fecha de caducidad ni posibilidad de prolongar contrato así que imagino que por eso se pierden en el olvido sin darnos cuenta. Con la callada por respuesta.

Estar murrio es como estar de bajón. No vas por ahí diciendo "Ay que triste estoy" porque suena a "mecachis, necesito casito" pero decir que uno tiene el día murrio pues como que le quita tontería al asunto. Y es que la melancolía es lo que tiene, porque no siempre es tristeza al uso, es como una desazón, igual que cuando uno se pone a recordar lo rico que estaban los Tigretones y los Bucaneros cuando éramos pequeños. 
Y ojo, que no es porque fueran más naturales, al contrario ya que entonces se usaban sustancias hoy prohibidísimas y además, claro está, que nuestro recuerdo, manipulado por el pasar de los años, procede de las papilas gustativas de un pequeñajo que para nada son las que gastamos de adultos.

Pero el pasado es muy cabezota y se empeña en hacernos creer que antes todo era mejor. Para nada; antes nosotros éramos más jóvenes, más vigorosos en la cama, salíamos de juerga, trabajábamos, atendíamos casa, hijos, padres, amigos, colegas... y parecíamos invencibles. Hoy no llegamos ni a un cuarto de todo aquello. Hoy te tomas un par de vinos una noche y necesitas dos días para recuperarte. Si trasnochas, se te hinchan los pies. O algo peor.
Así que no. No caigas en esa trampa del entradito en años. Repetir lo que decían nuestros abuelos nos vuelve carcas, retrógrados y además nos aleja de la realidad. Y eso nos tiene que poner sí o sí murrios. En cambio, si sigues subido a este tren sintiéndote parte del pasaje, consciente que el futuro es de ellos y que ahora, poco a poco, tenemos que ir dejándoles espacio; si decidimos seguir aprendiendo y disfrutando del viaje -cuando toque, que no todo es coser y cantar- entonces la cancamurria nos visitará de pascuas a ramos. Y ese tiene que ser el plan.

Este arroz es como un arroz milanesa pero con pollo y como uso pechuga, pues la macero para que no se quede seca y tiesa porque sino, me entraran ganas de decir eso de "en mis tiempos los pollos..." pero esa es otra historia.
Ingredientes:
  • 1 pechuga de pollo marinado en:
    pimentón, ajo en polvo, ají molido, salsa worcester, sal y pimienta
  • 2 zanahorias cortadas en cubitos pequeños
  • un puñado de champiñones en láminas
  • 1 pimiento verde pequeño en trocitos pequeños
  • 1 tomate rallado
  • 1 cda. de tomate concentrado
  • un poco de azafrán molido
  • 250gr. de arroz tipo bomba
  • 500ml. de caldo de verduras
  • un puñadito de guisantes

Preparación:
  1. Saltea en la sartén o paellera el pollo con un poquito de aceite de oliva. El pollo lo habrás tenido macerando 30 minutos con pimentón, ajo en polvo, ají molido, salsa worcester, sal y pimienta.
  2. Una vez que se haya marcado un poco, añade la verdura menos los guisantes. Saltea durante 2-3 minutos a fuego medio-fuerte.
  3. Añade el tomate rallado, el concentrado, el arroz y el azafrán. Remueve y liga el arroz antes de echarle el caldo.
  4. Echa los guisantes por encima y deja que cueza a fuego lento y tapado hasta que se consuma el caldo (unos 20 minutos)

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