Dip de berenjena y yogur con garbanzos

Y bingo, la IA ha hecho trampas -sin querer- porque ha seguido patrones similares y ha caído en la duplicidad de textos, lo que traducido cuando hay negocio y fama de por medio, habemus plagio. ¿Quién puede reclamar la autoría de esos escritos? ¿Quién se responsabiliza del descalabro? ¿Quién paga?
Y aquí, el sentido común nos dice: a ver, alma cándida, tú eres responsable de lo que firmas porque tu obligación es saber lo que haces. Pero ¿Cómo podemos saber lo que ChatGPT tiene en sus bases de datos y cómo procesa la información? Ya hay quien avisa: las IAs nos van a atontar a límites insospechados porque se van a zampar sin masticar los procesos creativos, la maduración de ideas y nuestra capacidad de pensar. Así que cada vez, vamos tener menos control sobre nuestros pensamientos críticos e intelectuales.
Y como resultado, ya se acude a estos engendros a preguntarles la conveniencia o no de una posible pareja (¿Este tipo es compatible conmigo? ¿Nos irá bien?) dejando los sentimientos adormecidos y estériles. ¿Y si no te va bien? ¿Y si te pierdes al amor de tu vida o te divorcias sin haber intentado salvar tu relación o te apartas de amigos y parientes porque un logaritmo dice que son tóxicos para ti? ¿No es así como funcionan las sectas? ¿En qué lugar quedará nuestra responsabilidad afectiva?
Y mira, me he ido a Google y le he preguntado por la responsabilidad afectiva y, sin pedirlo, me advierte que su IA piensa que: "La responsabilidad afectiva, en pocas palabras, implica tomar conciencia de cómo nuestras acciones y palabras afectan a los demás y ser conscientes de nuestras propias emociones. Es la capacidad de entender el impacto emocional de nuestras interacciones y actuar de forma respetuosa, consciente y responsable con nuestras relaciones. "
¿Pero qué lío es éste? Si dejamos que una inteligencia artificial decida por nosotros, se me escapa por completo el concepto de entender los impactos emocionales porque la reflexión y la empatía se desmoronan si no hacemos uso de ellas. Así que, me temo, nuestro futuro intelectual y emocional está en peligro amenazando con mermar nuestros dos grandes tesoros como seres humanos: nuestra inteligencia racional por un lado y la emocional por otro, los pilares de nuestras almas y las únicas herramientas hábiles para gestionar nuestras relaciones con el mundo, la toma de decisiones y las libertades fundamentales como individuos.
¿Pero qué lío es éste? Si dejamos que una inteligencia artificial decida por nosotros, se me escapa por completo el concepto de entender los impactos emocionales porque la reflexión y la empatía se desmoronan si no hacemos uso de ellas. Así que, me temo, nuestro futuro intelectual y emocional está en peligro amenazando con mermar nuestros dos grandes tesoros como seres humanos: nuestra inteligencia racional por un lado y la emocional por otro, los pilares de nuestras almas y las únicas herramientas hábiles para gestionar nuestras relaciones con el mundo, la toma de decisiones y las libertades fundamentales como individuos.
Pero no perdamos la esperanza. Hay que seguir confiando y creyendo que el Omega3 es la gasolina que mueve nuestro cuerpo de una forma sana y equilibrada... hasta que una IA nos diga que produce cáncer o algo peor. Quita, quita, sigamos con lo nuestros y esta combinación de berenjena, nueces y garbanzos ya la usé en este otro dip más al uso. No le preguntes a ChatGPT y hazme caso en esto: ambos dips están deliciosos y son requete sanotes.
Ingredientes:
Ingredientes:
- 1 berenjena
- 1 yogur natural
- 1 diente de ajo
- 1 cda. de mayonesa
- ½ cdta. de tahina
- un puñado de nueces
- 1 taza de garbanzos cocidos
- ½ cdta. de pimentón
- ½ cdta. de ajo en polvo
- ½ cdta. de za'atar
- aceite de oliva
- sal
Preparación:
- Corta la berenjena en cubitos (le quité un poco de piel, muy poca) y los salteas en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que se marque el color. Sala y reserva.
- En la misma sartén, y con un poco de aceite de oliva, saltea los garbanzos. sala y añade las especias y el ajo en polvo. Reserva
- En un bol, mezcla el yogur, la mayo, el ajo machacado y la tahina. Sala y mezcla hasta que tengas una salsa homogénea.
- Mezcla la berenjena y las nueces picadas con la salsa de yogur y cubre con los garbanzos.
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