Dip de berenjena y yogur con garbanzos

En estos tiempos, donde la IAs se cuelan en nuestras vidas sin haberlo pedido, atontando nuestra capacidad creativa, intelectual y emocional, me ha surgido una duda existencial -o casi- sobre la responsabilidad que tienen estos algoritmos cuando los usamos. Me explico con un ejemplo: imagina que soy super famosa y que tiro de ChatGPT para hacer mis artículos. Le doy unos parámetros a seguir y me escribe cosas requete ingeniosas que entusiasman al público. Una editorial me propone reunirlas y publicarlas en un libro que mira por donde arrasa en ventas. Me hago, además de más famosa, rica. Al tiempo, el mismo proceso es ejecutado por otro ser rico y famoso que también barre en ventas con otra editorial. 

Y bingo, la IA ha hecho trampas -sin querer- porque ha seguido patrones similares y ha caído en la duplicidad de textos, lo que traducido cuando hay negocio y fama de por medio, habemus plagio. ¿Quién puede reclamar la autoría de esos escritos?  ¿Quién se responsabiliza del descalabro? ¿Quién paga?

Y aquí, el sentido común nos dice: a ver, alma cándida, tú eres responsable de lo que firmas porque tu obligación es saber lo que haces. Pero ¿Cómo podemos saber lo que ChatGPT tiene en sus bases de datos y cómo procesa la información? Ya hay quien avisa: las IAs nos van a atontar a límites insospechados porque se van a zampar sin masticar los procesos creativos, la maduración de ideas y nuestra capacidad de pensar. Así que cada vez, vamos tener menos control sobre nuestros pensamientos críticos e intelectuales. 
Y como resultado, ya se acude a estos engendros a preguntarles la conveniencia o no de una posible pareja (¿Este tipo es compatible conmigo? ¿Nos irá bien?) dejando los sentimientos adormecidos y estériles. ¿Y si no te va bien? ¿Y si te pierdes al amor de tu vida o te divorcias sin haber intentado salvar tu relación o te apartas de amigos y parientes porque un logaritmo dice que son tóxicos para ti? ¿No es así como funcionan las sectas? ¿En qué lugar quedará nuestra responsabilidad afectiva?

Y mira, me he ido a Google y le he preguntado por la responsabilidad afectiva y, sin pedirlo, me advierte que su IA piensa que: "La responsabilidad afectiva, en pocas palabras, implica tomar conciencia de cómo nuestras acciones y palabras afectan a los demás y ser conscientes de nuestras propias emociones. Es la capacidad de entender el impacto emocional de nuestras interacciones y actuar de forma respetuosa, consciente y responsable con nuestras relaciones. "
¿Pero qué lío es éste? Si dejamos que una inteligencia artificial decida por nosotros, se me escapa por completo el concepto de entender los impactos emocionales porque la reflexión y la empatía se desmoronan si no hacemos uso de ellas. Así que, me temo, nuestro futuro intelectual y emocional está en peligro amenazando con mermar nuestros dos grandes tesoros como seres humanos: nuestra inteligencia racional por un lado y la emocional por otro, los pilares de nuestras almas y las únicas herramientas hábiles para gestionar nuestras relaciones con el mundo, la toma de decisiones y las libertades fundamentales como individuos. 

Pero no perdamos la esperanza. Hay que seguir confiando y creyendo que el Omega3 es la gasolina que mueve nuestro cuerpo de una forma sana y equilibrada... hasta que una IA nos diga que produce cáncer o algo peor. Quita, quita, sigamos con lo nuestros y esta combinación de berenjena, nueces y garbanzos ya la usé en este otro dip más al uso. No le preguntes a ChatGPT y hazme caso en esto: ambos dips están deliciosos y son requete sanotes. 
Ingredientes:

  • 1 berenjena
  • 1 yogur natural
  • 1 diente de ajo
  • 1 cda. de mayonesa
  • ½ cdta. de tahina
  • un puñado de nueces
  • 1 taza de garbanzos cocidos
  • ½ cdta. de pimentón
  • ½ cdta. de ajo en polvo
  • ½ cdta. de za'atar
  • aceite de oliva
  • sal

Preparación:
  1. Corta la berenjena en cubitos (le quité un poco de piel, muy poca) y los salteas en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que se marque el color. Sala y reserva.
  2. En la misma sartén, y con un poco de aceite de oliva, saltea los garbanzos. sala y añade las especias y el ajo en polvo. Reserva
  3. En un bol, mezcla el yogur, la mayo, el ajo machacado y la tahina. Sala y mezcla hasta que tengas una salsa homogénea.
  4. Mezcla la berenjena y las nueces picadas con la salsa de yogur y cubre con los garbanzos.


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