Pipirrana de Jaén


Queridos padres con hijos preadolescentes,

¿Sois conscientes de la que se os ha caído encima? No lo digo por asustar -o sí- pero es el momento para que os pongáis las pilas y aprendáis a toda leche cómo influyen las redes a la hora de relacionarse vuestros hijos. Si lo ignoráis ¿Cómo los vais a ayudar y cómo esperáis construir su escala de valores?

En mi época -los 80- como las chicas estábamos muy sueltas, es decir, como empezábamos a relacionarnos con la misma libertad que los chicos, muchos padres de amigas optaron por prohibirlas casi todo. La muchas terminaron embarazadas siendo adolescentes o metidas en problemas con drogas. No tuvieron a nadie que las enseñara a abordar los peligros ni los riesgos porque no hay nada más estéril a nivel educacional, que una prohibición.

Nuestros chicos están ahora en esta misma situación. Cambia el contexto pero no el hecho; y es que los padres siempre estamos desfasados y nos cuesta mucho entender las nuevas formas de interactuar con el mundo. Antes veíamos mucha tele; ahora youtube. Antes hablábamos mucho por teléfono; ahora por Discord... en fin, que así son las cosas y como nos son extrañas, les controlamos los tiempos en redes pensando que con esto todo está arreglado. ¿Pero realmente entendemos como les afecta a nivel social?
Todos de adolescentes, hemos buscado la admiración y el éxito entre nuestros amigos y compañeros. Los que se relacionaban mal, les iba mal. Ser popular y aceptado por los demás, es -y ha sido- lo más importante a ciertas edades. Ese círculo de popularidad se centraba, principalmente, entre los compas del insti o de la pandilla y así fue como funcionaron las primeras redes sociales donde el éxito personal se medía por la cantidad de interacciones (admiración) con el entorno cercano dentro de la red: likes, comentarios, seguidores, etc. Dejó de importar la actitud del joven ante su círculo cercano y privado a cambio de exponerse en exceso, falsificando cada vez más su vida, su entorno y sus interactuaciones. Pero claro, si todos conseguían ser populares, qué gracia tenía la cosa.

Así que las redes sociales dieron un paso más, fomentando el yo-me-mí-conmigo. Las fotos de grupo, de familia o de quedadas fueron transformándose en selfies a lo yo-y-mi-mundo con montajes, filtros y demás artimañas de uso extendido. Se crea rápidamente la necesidad de tener que crear "contenidos" para que los seguidores (ya no son amigos) den muchos likes. Comienzan los plagios, las mentiras, amarillismo y traiciones. Ya no basta con tener seguidores sino que los "amigos" deben ser también influencer porque con los mindundis sin seguidores no conviene fraternizar. ¿Cómo un crío puede crecer y madurar pensando que estas formas de vivir, de interactuar, son las idóneas para sobresalir? 

Y claro, siempre han existido los malotes, los que buscan destacar abusando de los demás y las redes sociales son como anillo al dedo para los haters: cyberacoso, cybersexo entre menores, extorsiones, burlas, morbo... mierdas que no se quedan en internet sino que se descargan y se hacen reales en el día a día de muchos críos, que acosados y angustiados por tanta presión deciden tirar por la calle de en medio. Ausentismo escolar, abuso en consumo de sustancias, depresión e incluso suicidio. 

Nuestros chicos nos necesitan más que nunca. No los prejuzgues, deja que te cuenten, no les sueltes rollos a lo "en mis tiempos" porque no son tus tiempos. Son los de ellos y debemos conocer los peligros no para cancelar sus experiencias -que no debemos-, sino para apoyar sus pasos y estar siempre dispuestos a aconsejarles o, en el peor de los casos, para sacarles a tiempo de un problemón. Y como siempre: escucha a tus hijos hasta el final. Nos les cortes a medio contar. Escucha más, mucho más y juzga menos, mucho menos. 


Ingredientes:
  • Tomates
  • Pimiento verde
  • 2-3 huevos (dependiendo de la cantidad que hagas)
  • 1/2-1 diente de ajo
  • sal
  • vinagre de Jerez
  • Aceite de oliva del bueno
  • una lata de atún

Preparación:
  1. Hierve los huevos (10 min. desde el momento que empiece a hervir el agua). Una vez cocidos y enfriados en agua fría, separa las claras de las yemas.
  2. Parte los tomates, las claras del huevo cocido y el pimiento en trozos menudos.
  3. Para el aliño, tritura un poquito del pimiento con las yemas de huevo cocidas y añade el aceite de oliva, vinagre y sal.
  4. Por último, añade el atún por encima.

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