Ensalada de patata y espárragos

gazmoño, ña
De or. inc.

1. adj. Que afecta devoción, escrúpulos y virtudes que no tiene. U. t. c. s.

Palabra llana de tres sílabas, siete letras, tres vocales y cuatro consonantes que se encuentra en peligro de extinción y me temo que poca cosa queda por hacer para repoblar nuestras letras de su simpático uso. Y no porque nos falten mojigatos sin escrúpulos ni virtudes, a la sociedad me remito sin mucho que escarbar, pero es uno de esos adjetivos que el catecismo se lo adueñó y por lo que sea no hemos sabido arrancarlo del fervor religioso.

Pero no todo es divino en los gazmoños, de hecho si lo pensamos bien devociones hay muchas -también laicas y menos prosaicas- pero por desgracia se han distanciado sin pudor ninguno del histrionismo de este vocablo que no se merece desaparecer de nuestras letras así tan a lo tonto, sin un merecido homenaje o un brindis cuando menos.
Como muchacha gazmoña y devota, conmovíase ante el sacerdote elocuente, benévolo y de pegajosa dulzura, y como hija de una pasión brutal y heredera de una complexión siempre hambrienta de carne viril, estremecíase de la cabeza a los pies en presencia de aquel hombre hermoso y elegante que unía todas las graciosas seducciones femeninas a un cuerpo membrudo y de artísticas líneas, semejante a la estatua de un atleta griego. (La Araña. Tomo III. Vicente Blasco Ibañez)
Y es que no tengo por más que reprochar a nuestros ilustres que no le hayan dado más bombo y platillo a la palabreja. A Blasco Ibañez, mira tú, que a él si le gustaba y la usó en más de una. O a Juan Varela y por su puesto a Don Benito pero poco más he podido descubrir de la susodicha. Bueno, hay una frase de Stendhal que a mí me descoloca un poco porque no encaja con su auténtico significado lo que me hace pensar si no ha sido cosa del traductor del escritor francés que en un momento de aprieto, decidió tirar por la tangente y se la bordó junto a la avaricia, Quién sabe. No descartemos no vaya a ser que pequemos en exceso de gazmoños. Cierto, no sé porqué te meto en mis desvaríos si tú pasabas por aquí a mirar esta ensalada.
La gazmoñería es una especie de avaricia, la peor de todas. (Stendhal)

En cualquier caso, dejando la devoción a parte, peña aparentando escrúpulos y virtudes que no calzan hay mucha, pero mucha. Un paseíto por el patio y tela marinera lo que se escucha por ahí, pero hoy día resulta algo esperpéntico mezclar la gazmoñería con las resiliencias de turno, movimientos identitarios, perspectivas de genero y actitudes inclusivas no excluyentes de factores medioambientales con crecimiento negativo en la sororidad mundial y su consiguiente empoderamiento. En frase corta: que los gazmoñes no pegan ni con cola en el SXXI. En una actualidad donde todo son eufemismos y bombas de humo contra cualquier cosa que colee, por tonta que sea, pues como para ir juzgando de gazmoño al personal. En fin, porque no tengo poder de audiencia que si no hacia el experimento. Lanzaba una gazmoñada -esto no existe en el diccionario pero lo cuelo de todos modos- y esperaba reacciones. A ver con que linduras me agasajaría el personal. O peor, a ver cuantos se iban a enterar de qué les acuso. Estaría curioso.

Ingredientes:
  • 1/2 kilo (aprox.)  de patatas 
  • Un manojo de puntas de espárrago verde
  • Unos rabanitos
  • Pepino
  • Queso fresco de cabra
  • Mezcla de hojas de verdes (espinacas, rúcola, etc.)
  • Aliño: vinagre de vino, mostaza, un poco de ágave o miel, pimienta, aceite de oliva y sal (si es de especias, mejor)

Preparación:
  1. Cuece las patatas con piel en agua caliente unos 20 minutos (hasta que estén blandas). Las pelas y troceas.
  2. Mientras, trocea los rabanitos y el pepino. Los espárragos los pasas por lo plancha con un poquito de aceite de oliva y sal. Lo reservas.
  3. Prepara el aliño mezclando todos los ingredientes sin el aceite. Cuando esté ligado, le añades el aceite poco a poco sin dejar de remover. Así espesa un poco y coge cuerpo.
  4. En la ensaladera, coloca las patatas, los rabanitos y el pepino. Mezcla con un poco de aliño. Añade después el resto de ingredientes justo cuando vayas a servir. Deja que cada comensal, añada un poquito más de aliño a su gusto.

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1 comentario

  1. De gazmoñerías no entiendo, o eso creo, de papas aliñás sí, y estas, sin serlo, bien ricas y frescas son. Menudas cenas de verano me voy a preparar con ellas.
    Bss

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