Ensalada de cous-cous con verduras

Querida amiga, ¿Cuántas veces te han tachado de histérica? Sí, verdad, tela marinera. Nos lo han llamado toda la vida, y aunque la RAE desde hace muy poquito eliminó el componente femenino a su definición, no por eso desaparece el follón que nos han montado a lo largo de la humanidad a costa de la misma. Los griegos -por algún lado hay que empezar- decían que era una enfermedad provocada por nuestro útero que, según decían, no paraba quieto y en su lento pasear por nuestras entrañas, cuando llegaba al pecho la montaba parda y se volvía enfermedad provocando en las mujeres exaltaciones de todo tipo, desde palpitaciones, desmayos, respiración entrecortada, irritabilidad, insomnio... en fin, locura. Porque todo aquello que se sale del patrón de buena chica que calla, escucha y sonríe se convierte en molestia enfermiza. 

Pero llegó Galeno y cortó por lo sano. A ver señores: el útero no se mueve, por lo tanto la histeria por esos fueros, como que no. En cambio -algo así dijo aunque no literal- la histeria existir, existe pero se debe al furor uterino y no a su movimiento. Casen a las solteras, den más actividad a las casadas y al resto pues que las comadronas practiquen masajes vaginales y aquí paz y después gloria. 

Las cosas se quedaron más o menos así hasta el SXIX que, para entender la epidemia de histeria femenina que el siglo sufrió, es necesario meter al susodicho en su contexto; la nobleza iba para abajo, la burguesía para arriba, la modernidad estaba desatada y profesionales como abogados, médicos y banqueros proliferaban como setas. Éstos, que también gustaban de vivir por todo lo alto, se esforzaban de lo lindo en sacar los cuartos a los bien acomodados que no tenían reparo para gastar en bienestar. Así que los doctores empezaron a practicar ellos mismos la terapia masturbadora... perdón, no, no, nada de sexo que eso era ciencia por el bien de la locura femenina... decía, quitaron de la ecuación a las comadronas y ellos mismos impartían las terapias sanadoras. El negocio, por lo que sea, iba viento en popa y los profesionales del ramo tuvieron a bien ampliar la sintomatología histérica hasta el punto que, cualquier amago de rebeldía o mala chufa, era tildada de sobre excitación femenina y hala, al doctor a masajear nuestros bajos hasta el orgasmo.

Con lo que no contaban estos doctos del histerismo, es que masajear hasta el orgasmo no es coser y cantar, que la cosa cansa, así que empezaron a idear artilugios más o menos mecánicos que hieran el mismo trabajo sin dejarse los dedos en la terapia. Y de aquí al satisfacer, pues ya te lo puedes imaginar. En cualquier caso, la comunidad médica allá por los años 50 del siglo pasado, algo turbada por la vergüenza, dejaron zanjado el tema asegurando que la histeria nada tiene que ver con la falta de sexo y que "eso" es un "mito"... sí sí, mito, mucho mito, pero la tocada en la carrocería ahí queda. Que prueben a tocar las pelotas a un varón cuando está de malas pulgas y eso de "mecha corta" se quedaría corto. 

¡Qué no! que lo nuestro por activa o pasiva ha sido siempre un mal vivir. Y ya está bien, ahora ya nos toca. Ah no, no, ninguno de ustedes si no les importa. Ya es hora que nos toquemos nosotras a nuestro aire y déjense de histerismos, que ya estamos servidas.


Ingredientes para el cous-cous:
  • 1 vaso (de 250ml.) de cous-cous
  • 1cdta. de especias amarillas para pinchos
  • agua hirviendo para mojar el cous-cous
  • 1-2 tomates troceados (cantidad a tu gusto)
  • 1/2 cebolla pequeña 
  • sal, aceite y vinagre de vino

Resto de ingredientes:
  • 1 berenjena pequeña
  • 1-2 calabacines pequeños
  • zanahorias (usé un resto de estas de aquí)
  • champiñones (con un chorrito de salsa worcester)
  • aceite de oliva, sal y limón
  • para terminar: un poco de queso fresco, granada, nueces y algo de verde
  • para acompañar: salsa de sésamo (2cdas. de mayo, 2 cdas. de yogur, 1/2 cdta. de tahina y limón)

Preparación:
  1. Pon en un bol el cous-cous con las especias. Añade agua hirviendo para mojarlo sin que se encharque. Lo tapas y deja que repose 5 minutos. 
  2. Con un tenedor, remueve bien el cous-cous hasta que se suelte el grano y se temple. Añade el tomate rallado, la cebolla muy picada y el aliño. Reserva.
  3. Corta en rodajas las verduras y las vas haciendo en la plancha con un poquito de aceite de oliva. A los champiñones los marcas con un chorrito de salsa worcester. Sala las verduras ya echas y le añades unas gotas de limón.
  4. Monta la ensalada a tu gusto.

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1 comentario

  1. Buf...siempre he odiado que relacionaran mis histerismos con momentos del mes...eso de "estas pms" nunca lo he soportado.....pero tu receta ha compensado mi momento de "histerismo inicial", jaja....maravillosa combinación.
    Un beso guapa
    Marialuisa

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