Bizcocho y chocolate

El ser humano sufre de ceguera y de sordera. No lo digo yo, tan solo lo repito como un loro resabiado. También somos de piel fina para lo propio e insensibles -o ausentes- para lo ajeno. ¿Hemos sido siempre así?  He escuchado a un antropólogo decir que si el ser humano es la pregunta, la evolución es la respuesta. ¿Pero puede una especie evolucionar con tantos rotos en el alma? Porque no se tú, pero yo estoy segura que ha sido nuestra alma quien nos puso primeros en el pódium de la evolución. 

Puede que cometamos un error de manual dando por hecho que el alma es esa sustancia que nos hace nobles, bondadosos e inteligentes y que el ser cruel e inhumano es el desalmado, aquel que le importa un rábano la vida y circunstancias ajenas llegando a lucir con orgullo una arrogancia vital tan asombrosa que no esconde otra cosa más que una flagrante y constante falta de empatía hacia el resto de los seres vivos.
Nosotros somos una familia mixta. Habitamos cuatro humanos y un gato. El nuestro es el único del vecindario que no le dejamos salir solo. Él implora a maullidos salir a marear la perdiz a su aire pero se tiene que conformar con las dos o tres veces que le sacamos al jardín con collar y vigilancia. Ahora que el césped está lleno de bichitos y otras dulzuras le dejamos vagar sin la correa y la verdad es que suele respetar las fronteras inter-jardines pero hace un par de días se las saltó en cuestión de media hora un par de veces. Se emperró en olfatear la geografía del jardín de Doña Borde que como es habitual en ella, me respondió con grosería y arrogancia. 

Después de 16 años se me ha atravesado como un puñal porque los únicos conflictos con ella han sido a cuenta de Pinky y de mi Lucas; cuando era canijo, su esposo -que era encantador y muy amigable- le invitaba a ver los pececillos que tenían en un pequeño estanque y las cosas de los críos, mi enano entendía que era bien recibido y hubo un par de ocasiones que se tomó la libertad de ir a mirar los peces sin autorización de la gestapo y claro, le cayó la del pulpo. 
Ahora la perra la tiene con nuestro gato, quien a falta de poder salir libremente como el resto de sus colegas, se sienta en una ventana abierta a ver los pájaros. A veces, como te he dicho, maúlla un poco pero te juro que apenas se le oye y solo los días que está blandito y son pocos. Pues hala, suficiente para sacar mecha y echar chispas con mi archienemiga Frau Spolenak -tiene apellido de misil ruso, con eso te lo digo todo- y con esa superioridad moral de los sin corazón, rajan sobre nosotros a placer.

Y mira, si los conflictos fueran otros, podría entenderlo. Pero después de tantos años, donde mis chicos siempre estuvieron ahí cuando su marido les pedía ayuda para esto y lo otro, o compartiendo las ciruelas de nuestro jardín porque sabemos que a ella le encantan o cuando... en fin, todas esas cosas de buena vecindad que se hacen por simpatía y buen rollo sin más pretensiones, parece que no pesan en una mujer que el desprecio hacía los críos y los animales le carcome.

Así que cuando leo sobre el mundo y me pregunto cómo es posible que cierta parte de la humanidad justifique la muerte, la violencia, las vejaciones y demás barbaridades infringidas a otros seres inocentes, pienso en Frau Borde y Frau Misil Ruso, que si en su pequeño, pacífico y armonioso mundo son capaces de odiar a lo más tierno, imagina de lo que serían capaces si la maldad les das carrete.


Ingredientes:
  • 3 huevos
  • 120gr. de azúcar
  • 140ml. de leche entera
  • 100gr. de mantequilla blanda
  • ralladura de naranja
  • vainilla
  • 250gr. de harina (yo uso la mitad integral)
  • 1 cdta. de polvos de hornear
  • 2 tabletas finas de tu chocolate favorito
  • opcional para decorar: fresas o frambuesas deshidratadas, pistachos, etc.)

Nota:
  • Este es un bizcocho que hay que intentar que no coja mucha forma de montaña por lo tanto hay que cocerlo a horno más suave. Pero claro, con el horno suave, la tableta de chocolate se va al fondo. A mí no me importa pero si quereres que se queda más en el medio, en lugar de dividir la masa en dos, pon primero 2/3 de la masa, el choco y luego el resto.

Preparación:
  1. Precalentar el horno a 160ºC (150ºC si es de aire).
  2. con ayuda de unas varillas, mezcla la mantequilla con el azúcar,  la vainilla y la ralladura. Añade los huevos y la leche. Cuando tengas una crema homogénea, añade la harina y los polvos de hornear.
  3. En un molde de plum cake, pon la mitad (lee la nota de arriba) de la masa, coloca una de las tabletas de chocolate y vuelca el resto de la masa. 
  4. Hornea hasta que esté el bizcocho cuajado (pincha en el centro con un palillo). Coloca la otra tableta de chocolate y vuelve a meterlo al horno pero apagado. Solo con el calor, en unos 5-10 minutos está derretido. Esparce por encima lo que más te guste. Yo usé frambuesas deshidratadas.

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