Causa limeña de atún

Hay amores que en la literatura y el cine funcionan fenomenal pero que si los desgranas, o simplemente reflexionas sobre ellos, ves al primer plumazo lo mal que gestionamos el concepto romántico o aquello de "el amor de tu vida". Lo primero, porque nos han aleccionado durante siglos a creer que el amor verdadero es el que dura toda la vida. A ver, a ver, seamos francos; nos casaban a la fuerza, coila, que no nos dejaban elegir así que no quedaba otra que llenar la cabeza de las jovencitas con cuento de hadas y príncipes azules porque no había otra forma de engañar a las chicas casaderas en ciernes. 

Yo nunca he entendido, por ejemplo, donde está el romanticismo en las obras de Jane Austen -ojo, sus novelas, no las películas que se han hecho sobre sus libros- porque es una crítica social tremenda pero claro, pasa desapercibida la injusticia de que las mujeres no pudieran heredar quedando completamente desahuciadas a la espera que alguna de las hijas hiciera un buen casamiento; o las sobrinas venidas a menos en las buenas familias que solo valían para ser damas de compañía y era escandaloso que optaran a un buen matrimonio y menos por amor, claro, y eso que la Austen era muy positiva con sus finales.
Y seguimos con las mismas. Hay una saga literaria, After, donde el prota malote hace una apuesta con su panda para cepillar y desvirgar a la prota y zas, se enamoran y ya todo es música de violines. ¡Venga, hombre! ese tipo es un miserable perverso, inmaduro sí, pero miserable y de escaso calado moral. Y ahí está, como el icono de Romeo o de Don Juan... Así que, con esta mentalidad ¿Qué puede salir mal?

Pues muchas cosas más. A la toxicidad romántica que justifica celos, posesión y manipulación, añade el mundo WhatsApp a las relaciones. He oído que empieza a ser muy común que las parejas tengan que compartirse todo el día -y la noche- la ubicación y dejar de hacerlo, es motivo de super bronca o algo peor. los motivos para justificar ésto son los típicos: es que si no me preocupo, es para saber cuando llegas a casa, etc. Pero pobre de ti como no entres en este berenjenal. Y ésto no es todo, amigos: "Oye, ¿no me dices nada?" "¿Hola? ¿Hey? ¿Hoooola? ¿Holaaaa? ¿Estás ahí?" y pobre de ti como estés en línea y no contestes al segundo, o que se quede un mensaje en leídos o "¿Con quién estás?", "Mándame una foto para saber cómo estás"... en fin, seguro que sabrás muchas más de estas tretas inmundas que para nada reflejan amor sino posesión, celos y desconfianza.  

Y luego, cuando intentas ser sensato y de paso marcar los límites, -en esas intentonas por hablar como gente civilizada-, te encuentras de cara ante un proceso de victimización que no hay quién lo digiera porque para salir de una relación tóxica hay que poner pies en polvorosa. Intentar identificar los problemas con un tóxico es misión imposible. Todo lo que digas será usado para hacerte luz de gas. Porque en este tipo de relaciones se aguanta lo que no está escrito y más, pero nunca revierten. No se llega a ese punto necesario de pensar "Oye, lo mismo tengo que trabajar estos asuntillos" porque se niega siempre la mayor porque la situación está viciada desde el principio. No hay manera de cambiar ciertos hábitos. Por lo menos, yo no conozco ninguna relación que lo haya conseguido a largo plazo. El que es celoso lo es machaconamente para toda la vida. El que es posesivo lo es para siempre. Por lo menos, eso es lo que veo. Ojalá me equivoque. 
Lo bueno de todo esto, es que si en una movida de estás se te infla el papo, puedes optar al bloqueo general y mira, aquí paz. Y si te busca y te acosa ya no es una aventura del copón pedir una orden de alejamiento. Ya es triste tener que llegar a esto pero mira, me viene una reflexión que hizo un señor argentino sobre su ex quien le ha puteado sin piedad hasta unos límites grotescos: decía que mirando atrás, no conseguía recordar los sentimientos que le llevaron a jurarle amor eterno en el altar, a decidir compartir su vida con ella y tener a sus tres hijos... por más que intentaba recordar, no podía entenderlo.

Así que gente bonita: no os desgastéis con esas parejas que os dicen que os quieren tanto que pierden la cabeza... no, no, la cabeza ya estaría mal amueblada de serie. El autentico amor, debería soltar y dejar volar cuando detectes ya no tanto que alguien te hace mal, que eso es fácil: es saber cuando tú haces mal a alguien que quieres y por puro compromiso emocional, deberías soltar rienda y si se tercia y lo tienes que dejar volar, pues que sea. El abuso emocional es una mierda como la copa de un pino. O  más.

Somos más bonitos siendo libres para amar y para dejar de hacerlo.
Ingredientes para 4 raciones:
  • 800gr. de papa amarilla (o la que tengas)
  • 2-3 cdas. de pasta de ají amarillo 
  • limón
Para el relleno de atún:
  • 200gr. de atún
  • algo de cebolla picada a tu gusto
  • mayonesa casera y suave (rebajada con yogur)
  • limón y perejil
  • sal y pimienta
  • 1 palta (aguacate)
Salsa de ají amarillo:
  • 2-3 cdas. de mayonesa
  • 1-2 cdas. de yogur
  • limón a tu gusto
  • sal y pimienta
  • 2 cdas. de pasta de ají amarillo
  • opcional: salsa worcester
Para decorar:
  • 1 huevo duro
  • tomates cherry
  • perejil
  • mayonesa
  • salsa de ají amarillo
  • unos copos de ají rojo

Preparación:
  1. Cuece las patatas hasta que estén tiernas, las pelas y las machacas con las pasta de ají, el limón a tu gusto, sal y pimienta. reservas.
  2. Mezcla el atún con cebolla picada a tu gusto, mayonesa, limón, perejil y sal y pimienta. Reserva.
  3. Pela el aguacate y lo cortas en rodajas finas. Reserva.
  4. Puedes montar en un molde de plum-cake, en una fuente de pírex o individualmente con un aro de emplatar. Empieza con una capa de papa, luego de atún, otra de aguacate y termina con otra de papa.
  5. Adorna con un poco de mayo, el huevo, los tomates y buen chorro de salsa de ají y perejil.

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