Tarta pan y queso

estímulo 
Del lat. stimŭlus.

1. m. Agente físico, químico, mecánico, etc., que desencadena una reacción funcional en un organismo.

2. m. Cosa que estimula a obrar o funcionar.

3. m. desus. Vara con punta de hierro de los boyeros.
Pongamos que hablamos de nuestro cuerpo; queramos o no, tenemos un montón de estímulos, internos y externos, que nos traen y nos llevan por la vida. Esto no sé si tendrá algo de científico pero creo que sin ningún tipo de estimulación seríamos vegetales. O algo peor porque te aseguro que mis amiguitas enmacetadas reaccionan a mis cuidados y a veces les va la vida en ello. Por lo tanto, vamos a dar por buena la necesidad de nuestro cerebro a la hora de recibir stimŭlus y procesarlos convenientemente para mantener la maquinaria vital en buen funcionamiento. 

Muchos de estos estímulos, una vez procesados por nuestro cerebro, nos los devuelve en forma de emociones que a su vez activan nuestras respuestas genéticamente y por medio de un proceso algo tedioso para una chica de letras como yo, termina tocando la fibra a nuestras células que reaccionarán dividiéndose en contentas o rabiosas. Si tenemos en cuenta, que la felicidad no es ni más ni menos que una interpretación de nuestras emociones, pues dependiendo de la estimulación a la que estemos expuestos, seremos más o menos felices.
Y ahora, con toda la razón, te preguntarás a qué viene esta exposición tan retorcida del concepto "buen rollo" y "mal rollo". Pues mira, me alegro que me hagas esta pregunta porque piensa por un momento: ¿Qué pasa con la sobreestimulación a la que estamos sometidos? ¿Cómo se las arregla nuestro cerebro con este aluvión de estímulos? 

Pues muy malamente. La tecnología y el mundo digital nos ha roto todos los esquemas. Literalmente, el cuerpo no tiene tiempo para adaptarse y recibe a diario sobredosis de estímulos e información. Muchos de ellos, además, son pura filfa, fakes, patrañas que no llevan a ningún sitio: miedo al fin del mundo, a una crisis apocalíptica económica, bélica, energética, pandémica y un largo etcétera de desastres que nos tienen en vilo. 

Y filfas a parte, las cosas no mejoran: estamos expuestos a la sobrepoblación, al mega ruido, al jaleito constante a nuestro alrededor, el móvil siempre vibrando con notificaciones... el whatsapp, el muy canalla siempre al pie del cañón esperando una respuesta rápida o te cargas a la mitad de tus amistades. No hay quién lo aguante y nuestro cerebro se satura. Tanto, que nuestro sistema de defensa, que no entende de fakes, se cortocircuita y segregamos a lo bestia cortisol, la hormona que combate el estrés. 
El cortisol nos ayuda a mantener saludable el metabolismo y el sistema inmunológico pero como le tenemos por las nubes y loco perdido pues se desmadra: debilidad muscular, fatiga, humor de perros, problemas de concentración, tensión arterial alta... ¿Te suena? Y el estómago, que es nuestro segundo cerebro, se apunta a la fiesta: gases, colón irritable, dolores e intolerancias. Éste es el cuadro con el que breamos a diario cada vez más gente. 

Pero ¿qué podemos hacer? Pues en la próxima entrada te voy a hablar más del cortisol y del roto que nos hace en la flora bacteriana. Y para no ir de catastrofista y subirte el cortisol más -si cabe- te traeré una receta y consejos para mantener al susodicho a raya. 

Hoy te dejo con esta maravillosa tarta de queso y pan, facilona y riquísima que se la vi a Belén en su maravilloso blog, El toque de Belén. Originalmente es con pan de molde pero me venía mejor con panecitos de leche que tenía que gastar, por eso he reducido el azúcar respecto a la receta original. Un gustazo de receta.


Ingredientes:
  • 4 huevos XL
  • 125 gr. de azúcar
  • 500 gr. de queso quark ( o de untar desnatado)
  • vainilla
  • 250ml. de leche
  • 200gr. de panecitos de leche o pan de molde en trozos
  • 1 cdta. de polvos químicos tipo Royal
  • Mermelada a tu gusto

Preparación:
  1. Pon a remojar el pan en la leche. Reserva.
  2. Precalienta el horno a 150-160ºC(dependiendo del horno).
  3. Bate, con ayuda de unas varillas, el azúcar y los huevos. Cuando estén esponjosos y hayan aumentado el doble su tamaño, añade el queso quark y la vainilla.
  4. Cuando tengas una masa sin grumos, le añades la miga de pan mojada y desleída junto con los polvos de hornear. Hornear hasta que veas que la tarta está firme y cuajada.
  5. Deja enfriar por completo. A la hora de servir, que cada comensal se añada la cantidad de mermelada deseada. 

Si te ha gustado, comparte o imprime:

2 comentarios

 
Copyright © Hierbas y especias. Diseñado con por Las Cosas de Maite