Scones de chocolate

coraje
Del fr. ant. corages.
1. m. Impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo, valor.
2. m. Irritación, ira.

Un blog que no sabe compartir historias sin recetas ni al revés -que insulsas resultarían sin su punto de humanidad, familiaridad y crítica ligera de estar por casa que tanto gasto- no puede callar en un momento tan trágico y determinante como el que estamos viviendo. Si bien es cierto que no se habla con la boca llena, no quiero dejar pasar tan graves momentos sin constatar mi sentir personal, o de algunos, o de otros, que durante los últimos días se están haciendo sonar como comparsas a los ecos de las explosiones en Ucrania. 

Dejo los detalles generales a los expertos, que para eso están. Nosotros, los simples mortales, nos debatimos en cuestiones morales y conflictos de credo o qué se yo, porque es muy difícil afrontar situaciones tan trágicas y con consecuencias que, por primera vez, nos tocan muy de cerca a sabiendas que habiéndonos librado de dos guerras mundiales estamos a un paso de vernos inmersos en un escenario bélico europeo sin precedentes.  

Lo cierto es, que aún estamos en estado de shock y nos debatimos a lo largo de una línea imaginaria entre, la esperanza amasada durante años de un mundo ideal, utópico y sin guerras que solo nos lo hemos creído los países que vivimos a salvo donde nuestro mayor problema es la hipoteca y el recibo de la luz, y la realidad de una invasión cruenta a un país soberano donde, paradójicamente parece que la única forma de recobrar la paz es aplastando al invasor que, como tantos antes que él, en su locura y despiadada grandilocuencia, parece dispuesto a llevarse a todo el que se cruce en su camino.
Y la gente, como siempre, en medio del drama porque son en realidad la única baza que nos importa y por eso se les mata, para que todos sepamos lo que ocurre cuando se reta a la tiranía, sinónimo de terrorismo de estado en su máxima potencia. Y la respuesta al miedo, a la muerte, suele ser el coraje. Valor para salvar a los tuyos y, para que las calles no huelan a la sangre de tus hijos, te cuelgas un kalashnikov y que dios reparta suerte. Y así, aún en estado de shock, emocionalmente bloqueado y con la adrenalina desatada, te olvidas de la hipoteca de esa casa que ahora es escombro y humo, de las facturas que ya no podrás pagar porque lo que apremia es conservar la vida, conseguir refugio y comida. Poco más. 

He estado mirando la cámara en abierto que tiene tve en la frontera de Ucrania con Polonia y el trasiego de mujeres y niños es constante. En serio, se le cae a uno el alma a los pies. Y estas imágenes, que aún me retruenan en el pecho, contrastan con las opiniones que estoy leyendo de gente que critica la decisión en la EU de abrir un pasillo seguro para acoger a estas familias o a la decisión de P. Sánchez de legalizar a todos los ucranianos que viven en España. Me retruena también -o me asquea, no sabría decirlo- los naifs que se están agrupando por las redes para "traer niños ucranianos" de acogida. ¿Y sus madres, sus abuelas, sus tías, primas, qué, las dejamos en campos de refugiados en las fronteras? 

¿Qué nos pasa? Sinceramente, creo que es hora de irnos preparando para la crisis económica y humanitaria que se nos hecha encima, y hay que hacerlo con coraje, sin egoísmo y con tranquilidad. Si queremos paz, esta vez no basta con escribirlo en una pancarta. Ahora toca ayudarnos unos a otros, bajar el listón y dar gracias a la vida por lo que tenemos. Porque conservarlo no depende de nosotros por mucho que critiquemos. Y fundamental, no dejar que los necios nos calienten los cascos porque la desinformación está ya a la orden del día. 
Permanecer en silencio es como un cáncer de crecimiento lento para el alma y un rasgo de un verdadero cobarde. No hay nada inteligente en no estar de pie por ti mismo. No puedes ganar todas las batallas. Sin embargo, todos sabrán lo que defendías.
Shannon L. Alder


Ingredientes:
(Receta encontrada aquí)
  • 250gr. de harina
  • 2cdtas. de polvos de hornear
  • 2 cdas. de azúcar
  • un poco de vainilla
  • una pizca de sal
  • 85gr. de mantequilla
  • 150ml. de leche
  • 100gr. de pepitas de chocolate


Preparación:
  1. Precalienta el horno a 200 ºC. 
  2. Pon en un bol el harina, la levadura, el azúcar y la mantequilla reblandecida y en trocitos para que puedas trabajarla mejor. Mezclas con las manos hasta que la harina haga como migas. Añade la leche y amasa aunque no mucho para que no pierda ese look rústico. Añade el chocolate.
  3. Extiende la masa en la mesa de trabajo enharinada con un grosor de 2-3 cm en forma de rectángulo. Recorta los scones en 9 piezas. Pincela con un poco de yema de huevo diluida en un poco de agua. Hornea unos 15 minutos hasta que comienzan a dorarse ligeramente. Enfría antes de servir,

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1 comentario

  1. Por favor, qué apetecible. No soy muy de dulces, y esto me parece perfecto.

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