Salteado de garbanzos con champis y salchicha

carisma
Del lat. tardío charisma, y este del gr. χάρισμα chárisma, der. de χαρίζεσθαι charízesthai 'agradar', 'hacer favores'.
1. m. Especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar.
2. m. Rel. Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad.
Pues ahora los científicos dicen que el carisma se puede medir y se puede aprender. Sinceramente, creo que se han venido un poco arriba con esto. Con la acepción religiosa desde luego que sí porque lo que Dios otorga no lo descuartiza la ciencia y no lo digo por el pleito eterno entre las escrituras y la empírica del investigador. No, qué va, lo digo porque la ciencia no puede entrometerse en los dogmas de fe porque cada uno se tiene que ocupar de sus asuntos para que el mundo gire sin marearse.

Para entender ésto, primero hay que saber qué es el carisma. ¿Encanto, simpatía, personalidad, duende, don de gentes? ¿En qué se basa la ciencia para estudiar esta jaula de grillos?

He buscado por aquí y por allá, y me he encontrado con un experimento de una universidad canadiense que ha llegado a la conclusión que un parroquiano de a pie no tiene ni pajolera idea de cómo detectar a un personaje con carisma (y digo de a pie que no sea psicólogo, filósofo o licenciado en alguna ciencia parecida). A ver, me ha sonado de lo más arrogante pero claro, si partimos que para un estudioso no es cosa divina sino aprendida pues relacionarlo con el conocimiento para las ratucas de laboratorio tiene todo el sentido del mundo.

Y claro, parece ser que se basan en 6 premisas a la hora de detectar carismáticos:
  • Tienes que tener presencia.
  • Tienes que ser capaz de influenciar a otros.
  • Tienes que saber liderar grupos.
  • Tienes que hacer que los demás se sientan a gusto.
  • Tienes que ser sonriente y empático.
  • Tienes que ser capaz de llevarte bien con cualquiera. 
Como ves, se han definido valores de liderazgo, buena presencia e influencia y hala, a tirar millas. Mecachis. Así nos va. Así estamos donde estamos, tan carentes de intelectuales con magnetismo moral y ético, con cultura y capacidad divulgadora más allá de personajes con muchos seguidores, arreglillos estéticos y un social media manager en la mesilla de noche. 

Así que ya sabes; esa chispa, ese duende dicen ahora que no es innato, que es postureo. Toma ya. Te puedes apuntar a un curso online impartido por cualquier zoquete con proteínas en polvo hasta las orejas que despacha sermones adoctrinando al personal contra perdedores mileuristas y supuestamente, imparte las claves del éxito y la escalada económica y social. Por cien eurillos de nada puedes ser alguien en la vida.
Qué quieres, me hago mayor y cada vez soy menos dócil para enredarme en semejantes chorradas. Si tener carisma fuera tan fácil, el mundo estaría tan trillado que ya no sería una cualidad creíble puesto que cualquier cantamañanas nos pondría la cabeza como un bombo con sus estupideces. 

El verdadero carisma es tan escaso que por eso le damos tanto valor. Y menos mal, porque el mundo ha parido a personajes tremendamente crueles que levantando a las masas, han hecho un daño terrible a la humanidad y puesta la ciencia a hacer estudios y experimentos deberían dirigir su mirada en esa dirección: cómo detectar a tiempo a los monstruos carismáticos antes de que hagan daño. 

Hoy garbanzos, ejemplo de ingrediente carismático y bondadoso donde los haya. Algo ruidoso, no digo que no, pero nada que no se arregle masticando mejor y en el peor de los casos, abriendo las ventanas. 

Ingredientes:
  • 2 zanahorias grandes
  • 300-350gr. de champiñones
  • Salchicha a tu gusto
  • 2 dientes de ajo
  • 2 tomates
  • 7 especias árabes (Pimienta de Jamaica, nuez moscada, pimienta, cardamomo, jengibre, clavo y canela)
  • Perejil, sal y unas gotas de aceite de oliva

Preparación:
  1. En una sartén con unas gotas de aceite de oliva, saltea los champiñones y la zanahoria cortada en trocitos pequeños.
  2. Añade la salchicha en trocitos y el ajo machacado. Rehoga un poco hasta que se empiece a marcar.
  3. Añade los tomates rallados o picados muy finos y las especias. Rehoga a fuego medio alto hasta que se termine marcar el salteado. Añade sal y un poco de perejil muy picado.

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