Puré de alubias y champis

Vivimos en un tiempo privilegiado para el conocimiento y el saber. De hecho, todos llevamos encima teléfonos móviles que a tan solo un click, tenemos acceso a la enciclopedia más grande de la historia, así, en un instante, en cualquier momento y lugar; una biblioteca políglota, en cualquier idioma, que  puedes traducir lo que sea , acceder inmediatamente y de forma gratuita. Sin esfuerzo. ¿Te imaginas la cara de los eruditos de la mítica Biblioteca de Alejandría si fuera posible viajar en el tiempo y enseñarles Google? 

Nunca antes se había investigado tanto ni descubierto tanto. Tantos y tantos avances que se han acelerado gracias al acceso rápido del conocimiento. Tanta cosa buena a nuestro alcance pero la ignorancia, paradójicamente en aquellos que más cerca tienen la educación y el conocimiento, aumenta cada día más y más... tierraplanistas, creacionistas afirmando que Adán y Eva se criaron entre dinosaurios, los que niegan el Holocausto o el cambio climático o...

O lo que sea, porque parece que todo vale. ¿Y cómo hemos llegado a ésto? Yo no lo sé pero se está hablando mucho de la industria de la ignorancia, algo que puede parecer absurdo pero que de hecho es una actividad muy lucrativa. Solo hay que ver la marabunta de influencers  que no sabemos de dónde han salido ni cuales son sus méritos pero cada vez que abren la boca, no se habla de otra cosa y no solo por los mentideros sino también en medios de comunicación supuestamente serios y con criterio.
Y es que, el mismo fenómeno que nos ha acercado el conocimiento y la ciencia, es el que ha permitido deformar la información de tal manera y con tanta eficacia que las generaciones que vienen, ya criadas prácticamente al 100% con medios online, no saben discernir lo que es cierto y lo que no. Tal es el embrollo, que ahora hasta se discuten cosas que dábamos por asentadas como eso de que "hay muchas realidades, tantas como personas" algo absurdo porque la realidad solo se fundamenta en hechos, que por supuesto deben -o deberían- ser verificados siempre pero que no están abiertos a interpretación ni sesgo ni salidas de contexto. 

Si la noticia es que en un accidente han muerto diez personas no puedes decir que han muerto en parte diez personas porque o han fallecido o no. Tal vez nos gustaría pensar que no han muerto, incluso alguien de mucha fe puede estar convencido que van a volver a la vida o por interés, alguien afirma que son cinco... pero la realidad, pese a las mentiras y demás pamplinas es como es.

Otra cosa son las opiniones, las diferentes verdades ahora sí que sí, que pueden ser tantas como individuos hay en el mundo porque cada uno tenemos unos conocimientos y experiencias distintas, y también es diferente nuestra manera de razonar o contextualizar los hechos. Pero son puntos de vista, jamás realidades. Si bien en filosofía se abraza el concepto de que si juntamos todas las visiones individuales del planeta, podríamos obtener la verdad absoluta, el concepto hace aguas porque es muy fácil de manipular promoviendo mentiras -o negando verdades- viciando o corrompiendo los hechos. 
Tengo una sensación constante de que todo se manipula y se saca sin pudor de contexto, en discursos cortos -lo que dura un video de tiktok- para que sean fáciles de aprender y de repetir. Y como ya está en internet, se considera información fiable y lo peor de todo: información verificada y demostrable sin importar la burrada que abandere. Esto ha pasado con el rollo antivacunas, y solo hay que ver cuantísimas vidas se salvaron el siglo pasado gracias a los programas de vacunación y ahora, los más privilegiados, por aquello de querer sobresalir del resto de mortales, se han montado sus cuatro necedades que a sus ojos, les hace ser más listos que los demás. 

Pero como te decía, la industria de la ignorancia cada día extiende más sus tentáculos y ya son miles las fábricas de ignorancia que se extienden por toda la red y que gracias a los logaritmos, por lo que sea, obtienen muchísima presencia y persistencia porque ya lo dijo Joseph Goebbels, el jefe de propaganda nazi: repite mil veces una mentira que se convertirá en verdad. Y si la mentira se convierte en el monopolio de la información, nos quedamos sin salida. Y para que seamos más dóciles, se nos anestesia el pasado, la historia, para que olvidemos quiénes somos y de dónde venimos; y así, desnudos de conocimiento y sin armas para protegerlo, volveremos a la Edad Media, a la esclavitud social, a un mundo de necios arrogantes y miserables ignorantes que para sobrevivir tendrán que despojarse de su dignidad. 
Ingredientes:
  • 1 cebolla
  • 1/2 puerro
  • 2 dientes de ajo
  • 400-500gr. de champiñones
  • 1 bote de alubias cocidas
  • hierbas aromáticas a tu gusto (yo puse tomillo, romero y salvia)
  • caldo de verduras para cubrir el guiso
  • queso a tu gusto (manchego, parmesano o uno de la tierra)
  • sal y pimienta
  • aceite de oliva virgen

Preparación:
  1. En una cacerola con un poquito de aceite de oliva, pocha la cebolla, el ajo y el puerro portado sin mucho remilgo. Añade los champiñones cortados en cuatro, las alubias directamente del tarro, las hierbas y un poco de caldo de verduras hasta que cubra ligeramente.
  2. Cuece 10 minutos a fuego lento. Retira las ramitas de las hierbas. 
  3. Tritúralo con la trituradora eléctrica o en batidora. Añade antes el queso a tu gusto. Rectifica de sal y pimienta. Puedes servirlo con un chorrito de aceite de oliva virgen y unos champiñones laminados a la plancha.


Si te ha gustado, comparte o imprime:

Publicar un comentario

 
Copyright © Hierbas y especias. Diseñado con por Las Cosas de Maite