Plumcake salado con espinacas, queso y más

Esta teoría se llamó la de los cristales rotos donde el abandono y la dejadez, el desorden en general, envía a la gente un mensaje de todo vale, no importa romper lo que ya está roto, olvidado o desastroso... es como la marca que antecede al caos.
En una casa, pasa igual: todo está revuelto y los habitantes dejan de limpiar, de ordenar, de colocar las cosas en su sitio; hoy se rompe una lamparita y se va posponiendo el reponerla; luego es un espejo, o la pata de una silla... y todo se va acumulando de forma que el descontrol es tan grande, que ya no hay quien lo maneje. Llegan las broncas, el malestar, las desavenencias y todos quieren huir de semejante pocilga.
El caso es que unos años más tarde, J. Wilson y G. Kelling -más psicólogos- hicieron popular esta teoría también en Nueva York- cuando la aplicaron a la criminología. Sostenían que los delitos pequeños legitimaban a los más grandes y el alcalde de entonces, se vino arriba y decidió aplicar mano dura para controlar la violencia que imperaba en la ciudad. Comenzó por el metro, limpiando grafitis y deteniendo grafiteros, saneando y arreglando las instalaciones y deteniendo a los vándalos, a los que se colaban y desalojó a los muchísimos borrachos y drogadictos que se paseaban por las estaciones como Pedro por su casa. Y lo consiguió. El metro resultó ser un medio de transporte seguro y aunque su política de "tolerancia cero" fue muy criticada por sus métodos, lo cierto es que logró reducir la delincuencia drásticamente.
El caso es que unos años más tarde, J. Wilson y G. Kelling -más psicólogos- hicieron popular esta teoría también en Nueva York- cuando la aplicaron a la criminología. Sostenían que los delitos pequeños legitimaban a los más grandes y el alcalde de entonces, se vino arriba y decidió aplicar mano dura para controlar la violencia que imperaba en la ciudad. Comenzó por el metro, limpiando grafitis y deteniendo grafiteros, saneando y arreglando las instalaciones y deteniendo a los vándalos, a los que se colaban y desalojó a los muchísimos borrachos y drogadictos que se paseaban por las estaciones como Pedro por su casa. Y lo consiguió. El metro resultó ser un medio de transporte seguro y aunque su política de "tolerancia cero" fue muy criticada por sus métodos, lo cierto es que logró reducir la delincuencia drásticamente.
Esta teoría de los cristales rotos, es aplicable a cualquier situación. Un día dejas de pintarte, luego descuidas tu vestuario, tu aseo personal y terminas con tu autoestima por los suelos y con una apatía emocional brutal. Pasa en las empresas tóxicas, cuando se consiente hablar mal de un empleado y luego terminan todos haciéndole bullying excluyéndole del grupi que va a tomar café y casi siempre, destrozando su reputación.
En fin, pasa en muchos ámbitos porque si dejamos que se rompan los valores sociales, la buena educación y las conductas sanas, si dejamos que se pisotee el honor de las personas, su dignidad nos vamos a encontrar con lo que ya estamos viendo en USA con las políticas de Trump, el cristal roto americano, que no solo expulsa a todos los inmigrantes honrados que viven en su país, sino que sus esbirros, expulsan a los padres y dejan a los hijos solos en el país. Y por más que estos padres están pidiendo "devuélvannos a nuestros hijos" el muy malnacido está haciendo oídos sordos. Y ojo que vienen otros como él detrás rompiendo cristales.
Ingredientes:
- 1 paquete de espinacas baby (+- 125gr.)
- 300gr, de harina sin refinar (con su cáscara y germen)
- 1 sobre de polvos de hornear
- 2-3 huevos (dependiendo del tamaño)
- 1 cdta. rasa de sal
- 100ml. de leche
- 100ml. de aceite de oliva
- queso scamorza (o manchego) a tu gusto
- queso parmesano a tu gusto
- 3 tomates secos en aceite (escurridos)
- opcional: unas semillas para decorar
Preparación:
- Precalienta el horno a 180ºC (160-170ºC si de aire)
- Pon en una sartén a fuego lento las espinacas (tapadas) y deja que suden un par de minutos. Puedes hacerlo también en el microondas (30seg. o 1 minuto). Reserva
- En un bol, pon la harina, los polvos, los huevos, la sal, la leche y el aceite, y forma una mas homogénea. Liga a esta masa el queso rallado o picado, el tomate en trocitos y las espinacas.
- Pasa la masa a un molde de plumcake previamente engrasado. Puedes guardar un poquito de las espinacas para poner por encima y que quede más bonito. Esparce unas semillas a tu gusto por encima y hornea hasta que veas que tiene un color dorado y veas que la superficie está dura y cuajada. Puedes comerlo templado o frío.
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