Muffins de choco y arándanos sin harina y menos grasa

sinceridad
Del lat. sincerĭtas, -ātis, der. de sincērus 'intacto, puro', 'sincero'.
f. Sencillez, veracidad, modo de expresarse o de comportarse libre de fingimiento.
Hoy traigo un mensaje para aquellas personas que se tienen por gente sincera, directa y sin dobleces que para demostrarlo sueltan cualquier abrupto, opinión o crítica no solicitada. Se abanderan bajo el estandarte de la sinceridad y sueltan cualquier burrada sin medir las consecuencias; porque sí, queridos, éstas cosas tienen repercusión en los demás y por eso es necesario aprender a hablar con filtros porque aunque os cueste entenderlo, los filtros no son mentiras. Es importante ser cauto con los sentimientos, ideas o coyunturas ajenas porque ir por el mundo fastidiando a cualquier hijo de vecino con tu aura de sinceridad es una completa mimi que creo poder desmontar en un par de párrafos. 
La franqueza y la espontaneidad no implican decir cualquier cosa que te venga a la cabeza sin pensar en las consecuencias. Tomarte un ratico de reflexión y cautela no implica mentir. La mayoría de las veces que pecamos de burro-sinceros, lo hacemos en conversaciones donde no se nos pide opinión, muy al contrario, la soltamos sin más creyendo que la confianza que los demás ponen en nosotros a la hora de contarnos sus cosillas nos autoriza a meternos en sus asuntos como si fuéramos los dueños de la "verdad", como si en el universo solo existieran nuestros pensamientos, frustraciones y creencias. Y ante esa falta de mano izquierda, es habitual terminar con coletillas a lo "es que si no lo digo reviento", "es que ya estoy harto de oír...", "es que yo no sé mentir". No queridos, eso son excusas porque algo dentro os está avisando que sois muy mendrugos.

A menudo esa sinceridad se cuelga la capa de brutalidad, soltando a bocajarro juicios de valor poco sólidos muchas veces, pero que dejan desolado a tu contrincante. Y lo mismo ese contrincante no es alguien random sino alguien a quien le importas y tus salidas de tono le dejan herido y con la moral comida o la autoestima desparramada por el suelo. Y ¿por qué? puede que el asunto fuera una frivolidad sin importancia y así, a lo tonto, has fastidiado de lo lindo a alguien que no se lo merece. 

Y si se habla de política, vacunas, cambio climático, con o sin cebollistas o de futbol, mecachis, ahí la brutalidad y la crudeza puede tomar tintes siniestros porque la empatía, si ya flaqueaba, se esfuma por completo y la crueldad puede ser insoportable.. y ¿para qué? ¿De qué te sirvió? para quedarte cada día más solo. Vaya plan.
Bueno, yo me voy a arriesgar y te voy a pedir opinión de estos muffins. Yo, sinceramente, te puedo decir que son unos muffins super jugosos, ligeros y bajos en carbohidratos. A nosotros nos han chiflado y cada día estoy más convencida que se puede disfrutar de golosear de forma algo más saludable y con menos calorías. Pero oye, que es mi opinión. Si los haces y con sinceridad, te parecen un engrudo incomestible, pues nada, haz gala de tu franqueza y cuéntamelo.

Ingredientes:
  • 3 huevos
  • 100gr. de azúcar de coco o panela
  • 100ml. de nata líquida
  • 100ml. de Buttermilch o yogur
  • vainilla
  • 2 cdas. de cacao 100% puro sin azúcar
  • 100gr. de almendra o molida
  • 100gr. de coco rallado
  • 50gr. de harina de plátano o Maicena o un plátano
  • 1 sobre de polvos de hornear
  • 125 gr. de chocolate al 70%
  • arándanos a tu gusto
  • un chorrito de sirope de arce o de agave o miel sobre cada muffin

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 180ºC (160º si es de aire)
  2. Bate los huevos y el azúcar (o panela) con ayuda de unas varillas eléctricas hasta que la mezcla esté espumosa. Añade la nata y el suero de mantequilla (o yogur) junto a la vainilla y bate hasta integrarlo.
  3. Añade el cacao, la almendra, el coco, los polvos de hornear y la harina de plátano. Puedes sustituirla por Maicena o por un plátano machacado. Bate las tener una masa homogénea.
  4. Corta el chocolate en trocitos y lo integras a la masa junto con un puñado de arándanos. Rellena con la masa los moldes de muffins forrados con capsulas de papel. Antes de meterlos al horno, pon sobre cada uno unos arándanos y un chorrito de sirope de arce o de agave o miel.

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