Alubias bicolor con salsa de cacahuetes

Algo que me encanta de este país, es el sentido de comunidad que poseen, de respeto al vecino, al transeúnte, ese saludar siempre, pedir todo con un por favor y un gracias por delante hasta cuando no es necesario. Nadie coge nada que no sea suyo, de hecho, si se te cae algo por la calle y deshaces tu camino, es posible que veas que alguien recogió la prenda para que no estuviera en el suelo y la encontrarás en algún lugar a salvo. Yo ya he recuperado dos veces las gafas de objetos perdidos, es decir, no solo las recogieron del suelo sino que vieron que era algo caro y necesario así que se tomaron la molestia de llevarlo a la oficina de información de la ciudad. 

En fin, que un gustazo la verdad, aunque esto está desapareciendo. Primero porque la comunidad ya está muy amestizada, somos muchos los extranjeros que vivimos aquí y ese clima de "manada unida" va desapareciendo porque no nos engañemos, no somos de fiar. Ni a pequeña ni a gran escala. Vamos a lo nuestro y que cada cual se busque las castañas. ¿Qué tenemos música alta a deshoras? pues que se fastidien los vecinos. ¿Qué nos encontramos algo que nos encaja? Pal bolsillo. ¿Qué te encuentras dinero por la calle? já! antes que se lo quede el policía me lo quedo yo. Pero no te lo quedas; lo robas porque no es tuyo. Perdón: te lo agencias, lo levantas, lo pillas, lo coges, lo birlas... pero ojo, que luego todos somos muy honrados. 
Así que no hay que indignarse mucho porque tengamos mala fama ya que cuando el río suena es porque lleva agua. Luego vienen los fascistas y solo tienen que agitar el avispero porque la fama nos la hemos ganado a pulso. Y no hablo solo de españoles. Tela el nivelazo de ratería en general  y engaño a lo público que gastamos. 

A la mayoría de los europeos, el bienestar hace que se sientan satisfechos sin ansiar mucho más de lo que tienen: una casa bonita, un coche y unas vacaciones al año. Si la casa tiene jardín, ya ni salen. Y les basta. Recuerdo un experimento social de esos que a veces ponen en la tele, dejaban una cartera llena de dinero y un número de móvil dentro. La mayoría de los locales llamaban sin tocar el dinero. Alguno llamó quedándose la pasta y mintiendo en plan bellaco argumentando "ya estaba así". Y luego, los extranjeros: la pasta al bolsillo y la cartera a la papelera. Como es lógico, caras pixeladas pero a ver, la cosa cantaba. Solo entrevistaban a los horrados y al preguntarles por el motivo de la devolución integra decían -unos con unas u otras palabras-: lo mismo la persona que lo perdió lo necesitaba más que yo.  
Pero cada día vemos más detalles tontos de la descomposición social: peña que ocupa los parking de minusválidos sin necesidad, con el aparcamiento medio vacío; gente que mata por ponerse delante de ti en una cola para esperar igualmente, refugios de animales abandonados que cada día están más desbordados; vecinos que ni se saludan en el ascensor, malos modos en el mercado, en el metro, en la consulta del médico... en fin, pequeñeces pero que van haciendo que los profis de las conductas antisociales pasen desapercibidos haciendo de las suyas a sus anchas normalizando el egoísmo y la insolidaridad. 

No me gusta nada el camino que lleva todo esto. Con lo bien que se vive siendo honesto y agradecido. Pero oye, que hay cosas que parece que nos pueden, ¿verdad?

Este guiso nos encanta en casa. Espero que no te defraude. Besos.
Ingredientes para 4:
  • 1 cebolla
  • 1 pimiento
  • 3 ajos
  • 400gr. de alubias rojas
  • 400gr. de alubias blancas
  • 500gr. de tomate triturado o salsa de tomate casera
  • 2 cdas. de mantequilla de cacahuete
  • Comino molido
  • Sal
  • salsa picante a tu gusto
  • Puedes acompañar con arroz blanco
  • el perejil, que no falte

Preparación:
  1. En una cacerola, saltea en un poco de aceite de oliva la cebolla, el pimiento y el ajo picado muy fino. Añade las alubias y rehoga brevemente.
  2. Añade el tomate, la mantequilla de cacahuete y el comino. Remueve hasta que la mantequilla de cacahuete se haya disuelto y empiece a espesar. Si ves que se queda muy espeso, añade un poquito de agua.
  3. Deja que cueza a fuego lento unos 5-10 minutos para que liguen los sabores. Rectifica de sal y sirve con salsa picante a gusto de cada comensal. 

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