Pastel azteca

trolear 
Del ingl. to troll y -ear.

1. tr. En foros de internet y redes sociales, publicar mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de boicotear algo o a alguien, o entorpecer la conversación. U. t. c. intr.

2. tr. Burlarse de alguien gastándole una broma, generalmente pesada.

Soy usuaria de Twitter, de esas de a diario. Me mantengo al día de lo que pasa en España, sigo a un buen puñado de periodistas españoles e internacionales y a otros tantos tuiteros de esos que te hacen unos mega-hilos asombrosos sobre arte, historia o cine. Cuido muy mucho a quien sigo, no me interesan -mejor, dicho, me es indiferente- las inclinaciones políticas de aquellos que sigo pero desde ya, te puedo decir que no tolero a trolls y haters. Absolutamente a ninguno. ¿Críticas argumentadas? sí, siempre. Es bueno para limpiar nuestros prejuicios; ¿denuncia social, señalamiento de barbaridades, injusticias varias o desafíos ideológicos? Todo, claro que sí, mientras venga con respeto y educación porque en este nuestro país, quien no tiene educación es porque no le da la real gana. Porque no hay casa donde unos padres no se hayan esforzado por inculcarla; o en el colegio que encima es obligatorio y nadie se lo puede saltar; o un tío, un entrenador, un hermano o un abuelo. Todos hemos tenido siempre a alguien cerca que alguna vez nos cantó las cuarenta.

De hecho, estos troleadores -lo españolizo que me gusta más- no son ni ignorantes ni necios. Son malvados y saben muy bien lo que hacen y cómo lo hacen. Buscan provocar, interrumpir o empobrecer de manera intencionada cualquier opinión o debate que no case en su ideario usando la polémica y los conflictos con la finalidad de desprestigiar "a sus enemigos", es decir, a cualquiera que difiera de su discurso. 
Fui testigo de como a la periodista Luz Mellado la linchaban por haber entrevistado a una mujer trans, del horrible espectáculo que algunos montaron cuando murió Almudena Grandes, alegrándose de su muerte o, recientemente, como al periodista Ramón Lobo que sufre un cáncer severo le desean una pronta muerte mofándose de su estado de salud. Y del acoso no hablo porque eso es un delito. Hablo de esta gentuza que escupe miseria gratuita contra el prójimo y puede hacerlo con total impunidad. 

A veces, se usa como estrategia. Ciertos cabecillas señalan en sus tuits "objetivos" y sus hordas de gentucilla caen sin piedad sobre la víctima. O cuando quieren dar visibilidad a sus causas, sacan de contexto, deshumanizan o distorsionan cualquier tuit y hacen leña del árbol caído victimizando su causa sin ton ni son.

Yo, que soy una mindundi en esta red donde ni tengo seguidores ni muchos seguidos, he sufrido tres ataques de estos bichos. Muy similares todos. El último ayer. Vi como le estaban dando la del pulpo a un periodista y escritor que admiro mucho. Antonio Pampliega, fue secuestrado hace unos años en Siria. Lleva encima lo suyo y ha sabido vivir con ello de una forma muy saneada y ejemplar. No os imagináis la labor y el esfuerzo que realizó para sacar de Afganistán al equipo nacional de baloncesto femenino paralímpico.  Su último libro, Flores para Ariana, es más que recomendable. Duro pero necesario. Pues lo dicho, le estaban montando un numeraco tremendo y mira, le mandé un mensaje de apoyo porque lo cierto es que cuando esta gentuza actúa contra alguien suele haber mucho silencio alrededor y eso me revienta. Hay que ser más echados pa'lante porque los silencios suelen ser muy cómplices de los exaltados y no hay nada mejor para cerrar bocas maliciosas que el buen juicio de la mayoría. Y mira,  cuando menos, romper esos silencios es arrojar un rayito de luz en medio de la tormenta.  

Pues en nada de tiempo -un acoso exprés- me desacreditaron de forma burlesca, me tacharon de hacer luz de gas -ésta si que es buena- y como en las dos veces anteriores todo terminó con un "Señora, ¿quiere bolsa?" Mi mensaje:

"Madre mía Antonio, ya te está acosando esta gente! Estoy siguiendo con espanto lo que les están haciendo a otros colegas tuyos de profesión.  Y ahora a ti! Y todo por contradecir un discurso. Fuerza y que les den. Tú vales un montonazo"

Pues eso, que me ratifico: Que les den y a mamarla a la playa. Nosotros al pastel azteca.



Ingredientes:
  • 2 pechugas de pollo cocidas
  • 3 chiles poblanos 
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 1 lata de maíz
  • 5 tomates rojos licuados
  • condimento para pollo o para tacos
  • sal y pimienta
  • 12 tortillas de maíz
  • aceite
  • 1 taza de queso Oaxaca (manchego sin curar o mozzarella) 
  • crema agria o crema de leche (nata líquida en su defecto)

Preparación:
  1. Asa y desvena los chiles poblanos. Desmenuza las pechugas cocidas y pica y el ajo muy fino. Corta los chiles en tiras. 
  2. En una sartén, sofríe la cebolla con el ajo picado y el pollo. Añade los chiles en tiras, los tomates licuados, el maíz y condimenta. Cuece a fuego medio unos 5 minutos. Rectifica de sal y pimienta.
  3. Fríe brevemente las tortillas en aceite por ambos dos lados sin que lleguen a dorar.
  4. En una fuente coloca una capa de tortillas, otra del relleno de pollo,  un poco de crema y queso. En la fuente que he usado he tenido para dos capas de 6 tortillas  pero si usas una fuente más pequeña puedes repartirlo en tres capas. Terminas poniendo un poco más de queso en la última capa. Hornea  unos 15 ó 20 minutos hasta que dore.

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