Buñuelos de patata al estilo turco

Vivimos en un mundo que por el motivo que sea tiene una necesidad brutal de conceptualizar todo lo que acontece. Imagino que eso nos tranquiliza, hace que todo tenga más sentido, o sea más ético, moral, etc. Pero hasta tal punto somos expertos en estos manejos, que conceptualizamos también en exceso para ocultar vilezas, negligencias y demás desmanes del ser humano. Orwell ya profetizó sobre este particular con su ministerio de la verdad -donde se fabricaban mentiras- o el del amor -donde se torturaba al personal-. Es verdad que en el libro "1984" se manejan estos conceptos muy a las claras y en la realidad todo es mucho más sutil. Las verdades se atan con mentiras y viceversa, de manera que ya no sabemos separar una cosa de la otra. Hasta hace muy poco creíamos que quien controla la información es quien afianza su poder. Ahora el truco del almendruco es jugar con las desinformación para tenernos a todos lelos perdidos sin saber para donde tirar. 
Y aprovechando esta borrachera -o resaca- desinformativa añadimos a nuestros clichés, nuevos vocablos y expresiones que se consolidan con una rapidez pasmosa. La gran mayoría, son palabras inventadas que no aparecen en el diccionario y hacer el ejercicio de intentar entender algunos discursos se hace casi imposible. Pero a donde yo quiero llegar, es al punto en el que estamos en cuanto a la quimera de la conceptualización. Se han puesto de moda los términos fóbicos, mejor dicho; nos estamos volviendo fobicomaníacos utilizando moralinas descafeinadas siempre bajo un lenguaje acusatorio -nunca reflexivo- para marcar a todo aquel que no casa con nuestro armario. Y usamos tonos tan malintencionados, que estamos dejando de entender las fobias como comportamientos irreflexivos e incluso absurdos que nos llevan a temer y a obsesionarnos con ciertas ideas, cosas, seres, etc. Es decir, si tengo pánico a las arañas o a los espacios cerrados o a volar un psiquiatra dirá que tengo una aversión angustiosa e incontrolable por estas situaciones. Eso es fobia, tal cual. Pero nos están vendiendo fobias convertidas en odio: islamofobia, transfobia, surrofobia o feminifobia, que por cierto, ésta última no hay que reinventarla porque ya existe: ginefobia. Y a quienes creen que no hay fobia para aquellos que odian a los hombres, pues ea, androfobia. Y es que si ya tenemos fobias para dar y tomar, ¡para qué nos complicamos la vida tanto!


Y en medio de tanto ladrar -digo, conceptualizar- la moral, la empatía, la caridad, todo lo bueno del alma, se desploma en odios y absurdos. Hoy, dos veces he oído decir "desenchufo por higiene personal" porque entre absurdo e improperio se nos va el sano juicio sin saber cómo el mundo ha llegado a acumular tanta insensatez.


Ingredientes:

  • 750gr. de patata cocida
  • 1 huevo
  • 2cdas. de fécula de patata ( o maicena en su defecto)
  • 1 cebolleta
  • 1 diente de ajo
  • 1/2 cdta. de cúrcuma 
  • 1/2 cdta. de comino molido
  • Sal
  • Algo de harina para rebozar
  • Aceite para freír

Preparación:
  1. Cuece las patatas en agua con sal. Las pelas y las aplastas como para puré.
  2. Añades la cebolleta picada muy fino, el ajo machacado, las especias, el huevo y la fécula de patata. Mezcla hasta tener una pasta homogénea y que se deje manejar. Si hiciera falta, añade un poco más de fécula.
  3. Calienta abundante aceite en una sartén. Haz bolitas (lo que te quepa en una cuchara), las rebozas en harina y las aplastas un poquito.
  4. Las fríes y listo.  

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4 comentarios

  1. Yo creo que son solo modas, el lenguaje cambia con los tiempos, aunque a veces nos parezca pavoroso. Cosas peores he oído yo y encima hay quien lo toma como una gracia y se ríen. Pero para quitarme el disgusto no me importaría comerme unos cuantos buñuelos de los que tienes ahí y quedarme tan ancha.
    Un beso.

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  2. Una receta simple para una vida complicada....a la gente se le va mucho la pinza...a nosotras nada...jajaja...
    Besos guapa
    Marialuisa

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  3. Sencillo y sabroso... ¿para qué más?.

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  4. Sencilla y seguro que ricas¡¡¡¡ besos

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