Sobre mí

Yo soy yo y sé quién soy -menos mal- pero lo mismo tú andas un poco pez preguntándote quien es esta pavita expatriada en tierras austriacas que habla como un loro y zampa como un oso. Pues te lo voy a contar, a ver si tenemos suerte y consigo, por fin, ser escueta...

Me llamo Maite Martín de los Santos Alonso. Sí, un nombre de mucho ruido y pocas nueces pero mira que bien queda. Me crié en Daimiel, en tierras manchegas, aunque mi familia y mi nacimiento me terminaron anclando a Madrid, ciudad que siempre he amado y odiado a partes iguales. Demasiado urbana y cosmopolita para una paletita como yo que defendió a capa y perol al cateto de toda la vida, ese maravilloso mundo del paleto que guardaba las raíces de quienes éramos los españoles pero que en el proceso de europeización abandonamos sin mucho reparo. Dejamos nuestras casas en el pueblo por alojamientos rurales... lo que son las cosas. Casas de pueblo heredadas y malvendidas para luego pagar pastizales por un fin de semana en una casa rural... pero esta es otra historia. A lo que voy, yo siempre quise ser más de pueblo. Siempre quise tener un huerto. Siempre soñé con salir a la calle sin make-up y no morirme del bochorno. Me pasé la vida entre dietas rápidas y ayunos -café y cigarrillos que quién pilota estos temas sabe que es lo mejor para mantener el hambre a raya-... y ahora? ...

Un decenio sin fumar, el maquillaje se me seca apenas sin estrenar, como lo que me da la gana y hago lo que nunca fui capaz de hacer en toda mi vida: ejercicio. Bici -a todos lados en bici- paseos por el bosque, a veces por la montaña, andar, andar, más rápido, más despacio, pedalear relajada, con la lengua fuera... como sea pero moviendo a diario este body serrano porque , así te lo digo: paso por regordeta pero no por amorcillada...
Tengo dos hijos que son mi faro en la vida. El mayor lo tuve con 20, y al pequeño cuando mi mayor tenía 20... 20 años entre maternidad y maternidad, dos milagros irrepetibles, únicos y completamente diferentes. Esto me hace ver el mundo más grande, sin convencionalismos. Sin planes de vida, dejando que las cosas me lleven y traigan. Porque la vida es muy lista, mucho más que yo y ella sabe lo que se hace, aunque yo no la entienda mucho. A los pocos meses de nacer Lucas, mis padres enfermaron de cáncer y en menos de un año los perdí a ambos. A mí me habían detectado un intruso en mi médula ósea, también estaba tocada... me venía abajo y el buque empezó a hacer aguas. El blog fue mi salvavidas… pero esta historia ya la conté en este post  y no voy a repetirme que no merece la pena, aquí lo cuento todo con pelos y señales...
Así que, aun con todo, con las maldades de la vida que arrollan y se ceban con nuestra felicidad, soy y he sido muy feliz. Y por mis narices que lo voy a ser siempre, aunque me cueste la vida…hay que pelear y encadenarse a las farolas, por uno mismo y por los que amamos. Hay que enseñar a nuestros hijos a pelear la felicidad y el amor porque cuando la luz se apaga es lo único que cuenta. He descubierto que la clave de todo está en el amor. Dicho así parece fácil, pero ni de coña. Amar a quién es ama-ble es sencillo pero amar en la adversidad, amar cuando tu día a día apesta, amar a tu compañero de vida, ese tipo maravilloso y estupendo que en las crisis se convierte en el pajarraco asqueroso que te pone la cabeza como un bombo... sí, cuando logras amar a los pajarracos de la vida, ese día, descubres que puedes y podrás con todo:-)
Y en estas estoy, coqueteando con el mundo. Me lo guiso y lo como. A cucharadas o a pequeños bocados, según vengan las cosas. Este blog no es solo de recetas, ya te habrás dado cuenta. Yo no cocino por hobby ya que soy guisandera de a diario. He guisado mi vida entera. Mi verdadero entretenimiento en el que me evado de todo, son las letras. Las necesito para vivir, para ordenar pensamientos, para cuestionar lo que nos cuentan e imponen. Para respirar, en definitiva. Aire fresco ahora que soplan malos tiempos y el mundo apesta a injusticia y desigualdad.
Este blog es un batiburrillo de mí, donde amaso mi mundo de piel para adentro y el otro de piel para fuera. Mis recetas, mis amores, mis deseos y mis esperanzas para que tú las leas y me recuerdes. Para que el efecto mariposa haga su cometido y un pastel de manzana aquí termine convertido en una historia de amor entre una perdiz y un naranjo en la Cochinchina... o algo peor vete tú a saber!
 
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