Scones integrales con queso y tomate

traumaDel gr. τραῦμα traûma 'herida'.m. Choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente.m. Med. Lesión duradera producida por un agente mecánico, generalmente externo.
Todos tenemos traumas, nadie se libra. Es verdad que hay gente que se los inventa o los absorbe de los demás... en esto no entro que es territorio psiquiatra. Traumas a ciertas comidas, animales, cosas, miedos que parece que nunca se superan por mucho que el raciocinio los quiera liberar.
Son hechos y experiencias que nuestra mente no puede afrontar así que los empaqueta y los trata de esconder pero los muy canallas son recurrentes, bien en sueños, escondidos en recuerdos y cosas así.
A veces son nítidos y preclaros, los sabemos situar en el tiempo y en lugares concretos. Otras veces no. Están ahí y no sabemos si son nuestros o solo hemos sido espectadores involuntarios de sucesos externos. Y ¿por qué tenemos tantos?Desconozco la respuesta y aunque no tengo datos al respecto creo que no hay hijo de vecino que se libre de estos visitantes. Pero los traumas no son infalibles ni nos pican a todos por igual. Un grupo de personas es sometida a una movida requete chunga y por lo que sea, unos se quedan traumados y otros siguen con su vida tan panchos. Han experienciado lo mismo pero cada cerebrito lo rumia a su manera resultando que algunas almas entran en bucle con su drama emocional y otras en cambio, optan por pasar página y seguir con lo suyo.
Y es que, la raza humana ha sobrevivido entre otras cosas por su adaptación a lo adverso y los que están estudia'os en estos temas hablan del fenómenos cerebral del "lucha, escape o bloqueo". Además, para que el culebrón sea aún más interesante, nuestro cerebro, que dispone de un sistema de castigos y recompensas un poco retorcido, ante el recuerdo de un trauma hace que algunos lo gestionemos con gratificaciones y otros con escarmientos.
En fin, que cada uno somos de nuestra madre y de nuestro padre. Reaccionamos de manera diferente y afrontamos también muy distinto. Los especialistas recomiendan que hablemos de nuestros marrones con familiares y amigos, gente vitamina a ser posible porque si te desahogas con un Don angustias no creo que eso haga bien. Recomiendan hacer meditación, actividades sanas y creativas, ponernos pequeñas metas y saborear los logros, etc. etc. Y solo cuando el mal nos come, acudir a un especialista que nos ayude a metabolizarlo, destruirlo o cuando menos, aprender a vivir con él sin que nos devore.
En fin, que cada uno somos de nuestra madre y de nuestro padre. Reaccionamos de manera diferente y afrontamos también muy distinto. Los especialistas recomiendan que hablemos de nuestros marrones con familiares y amigos, gente vitamina a ser posible porque si te desahogas con un Don angustias no creo que eso haga bien. Recomiendan hacer meditación, actividades sanas y creativas, ponernos pequeñas metas y saborear los logros, etc. etc. Y solo cuando el mal nos come, acudir a un especialista que nos ayude a metabolizarlo, destruirlo o cuando menos, aprender a vivir con él sin que nos devore.
Pero esta última medida es solo para gente con pudientes, porque al psicólogo hay que pagarlo cada cual de su bolsillo y por lo que sea, luego cuesta mucho soltarlo y vivir sin él, así que o dispones de ahorrillos o el roto económico puede ser de trauma.
Ingredientes:
Ingredientes:
- 150gr. de harina integral
- 75gr. de almendra molida
- 75gr. de semillas variadas
- 40gr. de queso parmesano rallado
- 2 cdtas. de polvos de hornear
- 1/2 cucharadita de sal
- 70gr. de mantequilla fría
- 100ml. de suero de mantequilla o yogur
- ajo y cebolla en polvo
- un poco de albahaca o perejil picado (fresco)
- 2-3 tomates secos muy picados
Preparación:
- Precalienta el horno a 220ºC.
- En un bol, pon el harina, la almendra, las semillas, el queso, los polvos de hornear, la sal, la mantequilla y el suero y lo mezclas con las manos hasta ligarlo en una masa rústica (no tiene que quedar lisa).
- Añade el ajo, la cebolla, el perejil y los tomates muy picados y lo ligas a la masa. Si se pega a la encimara, añade harina por encima hasta que formes un circulo de unos 2-3 cm. de grosor. Córtalo en 12 triángulos.
- Pon las piezas en una fuente de horno con papel y pincela la superficie con un poco de yogur diluido en agua y decora con un poquito de semillas. Hornea hasta que tengan un bonito color dorado.
Publicar un comentario